Ataque de Hamas a Israel. Nueva edición de un doloroso conflicto..

Por EQUIPO DE POLITICA EXTERIOR DEL IPYPP

Situación contextual de la operación militar de Hamas.

Durante la madrugada del sábado 07OCT23, el grupo palestino Hamás, que gobierna desde 2007 el territorio de la Franja de Gaza, y que está en abierta disputa con el gobierno de Israel en el marco de la profundización del conflicto palestino israelí, ha consumado una ofensiva militar de múltiples características que ha impactado, centralmente, sobre diversas zonas pobladas de Israel, limítrofes con el territorio gazatí.

En efecto, las descripciones de las diversas fuentes internacionales sobre las características de la operación militar de Hamás, dan cuenta de un ataque combinado por tierra, mar y aire, a través de distintos medios militares. Las fuerzas militares israelíes han confirmado el uso de más de 2.500 misiles tierra aire de corto alcance en poder de las fuerzas de Hamas, que han asolado diversos emplazamientos de población en las zonas israelíes adyacentes a la Franja de Gaza y que han puesto en máximo estrés al sistema de defensa antimisilístico denominado Cúpula de Hierro[1], instalado hace años por Israel para asegurar una adecuada defensa contra los sistemáticos lanzamientos misilísticos provenientes de Gaza. Por su parte, fuentes de Hamas han señalado que fueron lanzados alrededor de 5.000 misiles. Los ataques iniciales se registraron desde las 06:30 horas del sábado 07OCT23.[2] Asimismo, este tipo de dispositivo militar fue utilizado contra diversos blancos más alejados, entre ellos la ciudad capital de Israel, Tel Aviv, que ha recibido una significativa andanada de misiles provenientes de territorio gazatí.

Junto con ello, se produjeron intentos de incursión vía marítima a través de la costa oriental mediterránea que, en buena medida, fueron neutralizados por las fuerzas navales israelíes. De hecho, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) afirmaron haber repelido dos intentos de Hamás de cruzar a Israel por mar desembarcando en la playa.[3]

Por su parte, por vía terrestre se realizaron importantes incursiones de combatientes de Hamás y del grupo insurgente palestino Yihad Islámica, que tuvieron como blanco diversas colonias poblaciones israelíes. En este sentido, se han registrado ataques masivos contra población civil, junto con el secuestro de cientos de personas y la infiltración creciente de milicianos de Hamás en diversas regiones pobladas por ciudadanos israelíes.

En relación a las incursiones terrestres, es importante considerar que, en la frontera israelí con Gaza, se ha instalado, luego del retiro de tropas y colonos israelíes en 2005[4], un importante perímetro que, en algunos lugares, es un muro de hormigón y en otros una valla. Todo ese escenario está patrullado en forma permanente por las fuerzas militares israelíes y, además, existe una red de cámaras y sensores destinados a prevenir posibles incursiones fronterizas[5]. Lo que se ha reportado, según las diversas fuentes informativas monitoreadas, es que, en cuestión de pocas horas, la barrera de contención fue violada en diversos puntos y en distintas ocasiones, lo que implicó que la infiltración sorpresiva de milicianos se dispersara por distintos puntos poblacionales, agravando la situación con consecuencias difíciles de prever.

Incluso, a las 05:50 del 07OCT23, una cuenta de Telegram asociada al brazo armado de Hamás, publicó las primeras imágenes desde tierra, tomadas en Kerem Shalom, el paso fronterizo más al sur de Gaza. Allí se veía a militantes invadiendo un puesto de control y los cuerpos ensangrentados de dos soldados israelíes en el suelo. En otra imagen, e veían al menos cinco motos, cada una con dos militantes armados con fusiles, pasando por un agujero que se había abierto en la sección de la valla de alambre de la barrera.[6]

La frontera entre Gaza e Israel tiene siete pasos fronterizos oficiales. Seis de ellos, están controlados por fuerzas israelíes, mientras que uno es responsabilidad de las autoridades egipcias. La incursión militar de Hamás se realizó por diversos pasos fronterizos, cubriendo un espectro geográfico de norte a sur del límite entre Gaza e Israel en las operaciones de incursión.[7]

Las autoridades israelíes corroboraron que las fuerzas insurgentes asaltaron 27 lugares diferentes, y el punto más lejano de penetración de Hamás fue la ciudad de Ofakim, situada 22,5 kilómetros al este de Gaza.[8]

Como uno de los hechos más impactantes puede identificarse el asalto de hombres armados que dispararon a los asistentes a un festival de música en el desierto cerca de Re’im. Los disparos fueron realizados a discreción contra un numeroso grupo de jóvenes que se habían reunido.[9]

Asistentes a este festival fueron apresados como rehenes, como así también otros ciudadanos israelíes. Israel afirmó que alrededor de 100 personas o más, entre soldados y civiles, habrían sido secuestrados. Es importante señalar, que no hay una cifra concreta del número de rehenes capturados por la organización palestina[10]

En este escenario, la respuesta militar israelí comenzó con operaciones de guerra aérea y terrestre que han impactado de manera significativa sobre el territorio gazatí, al tiempo que se ha corroborado el inicio de operaciones por parte de los milicianos del movimiento libanés chiita Hezbollah, que habrían realizado lanzamientos de misiles dirigidos al sur de Israel. A su vez, en las primeras horas del lunes 09OCT23, se han reportado ataques de las fuerzas de defensa de Israel sobre posiciones de Hezbollah ubicadas en el sur del Líbano.

Ciertamente, este preocupante escenario bélico, puede deteriorarse en los próximos días, si es que la pomposamente llamada “comunidad internacional”, no actúa rápidamente para neutralizar la escalada y el ritmo y gravedad de las represalias mutuas.  Por ende, el panorama está abierto y habrá que seguir monitoreando la situación geoestratégica reinante.

Pero, más allá de esta breve descripción inicial que realiza un racconto de los principales acontecimientos desde el 7 de octubre pasado, resulta relevante dejar abiertas algunas líneas de análisis que, desde estas páginas, estimamos que configuran aristas del conflicto que deben ser puestas en consideración.

Algunas de las razones que nos pueden aproximar a un siempre complejo por qué.

Hay una serie de razones de carácter estructural y otras de naturaleza más coyuntural, que es importante identificar en el devenir de este conflicto. Asimismo, otro eje analítico relevante cruza las dimensiones de orden político interno en ambos actores, Israel y la Autoridad Nacional Palestina y, simultáneamente, las dimensiones externas en el plano de las relaciones regionales de ambos actores.

En función de esa urdimbre, pueden destacarse algunas aristas que es importante observar.

En primer lugar, desde el punto de vista estructural, el nuevo ciclo de conflicto palestino israelí hay que inscribirlo en el sistemático incumplimiento de los consensos internacionales construidos luego del fin de la Segunda Guerra mundial y que giraban en torno a la consolidación de sendos Estados israelí y palestino a erigirse sobre el territorio del viejo Mandato británico posterior a la primera guerra mundial. Más allá del deterioro paulatino de la situación regional en el período de entre guerras, contexto en el que las viejas potencias coloniales, Francia y Gran Bretaña, habían protagonizado el control geopolítico en toda la región de Medio Oriente, la primera consecuencia directa de la segunda posguerra mundial fue la creación del Estado de Israel luego de las primeras guerras árabe-israelíes sucedidas en la región, en el contexto de la descolonización.  La creación de ese Estado- el 15 de mayo de 1948-, tuvo como contracara más visible la acentuación de un proceso histórico de crisis del pueblo palestino que comenzó a sufrir un proceso continuo de desarraigo y expulsión de los territorios en los que habían vivido desde tiempos inmemoriales. Ese proceso, conocido como la Nakba- catástrofe en árabe-, fundó uno de los reclamos históricos de la comunidad palestina, el derecho inalienable al retorno a la tierra natal, escenario de una grave derrota para el pueblo palestino y para el nacionalismo árabe en general.

No es el objetivo de este artículo profundizar en este derrotero histórico del conflicto que, por otra parte, lleva ya 75 años. Pero, en orden a destacar la presencia histórico-política de estos acontecimientos en la coyuntura de la crisis palestino israelí, es importante decir que hay una serie de resoluciones de las Naciones Unidas desde 1949 en adelante, junto con un escenario de guerras regionales- el conflicto armado de los Seis Días de junio de 1967 y la guerra de Yom Kippur de octubre de 1973, por citar los conflictos más relevantes en las décadas posteriores a la segunda guerra mundial, que han sido parte de la evolución conflictiva que ha predominado en la dinámica política de la región.

Las cuestiones que siempre estaban sobre la mesa, entre ellas, la consolidación de dos Estados con fronteras definitivas- luego de la guerra de los Seis Días-, el derecho al retorno de la población palestina, y el estatus de Jerusalén que resultaba estratégico para ambos pueblos, por citar aquellos temas de agenda más relevantes, se convirtieron en ejes de una disputa permanente que, tal vez hacia la década de los ‘90 con los llamados Acuerdos de Oslo de 1993- firmados entre Yasser Arafat, líder de la Organización de Liberación Palestina y el entonces Primer Ministro israelí, Itzhak Rabin- pudieron ser canalizados en una discusión más fructífera y avalada por los Estados Unidos, Europa y el primer gobierno de Yeltsin posterior a la caída de la ex Unión Soviética. Sin embargo, luego de la constitución formal de la Autoridad Palestina con elecciones democráticas en 1994, el escenario se paralizó dramáticamente con el asesinato de Itzhak Rabin, en noviembre de 1995, a manos de un ultranacionalista israelí.

En ese sentido, las últimas tres décadas, se han caracterizado por el deterioro del entorno geoestratégico en la región al compás de diversas crisis de alcance global y regional, de manera tal que la conflictividad entra palestinos e israelíes y la paralización concreta de una agenda progresiva y mutuamente beneficiosa, se convirtieron en moneda corriente cotidiana de la relación bilateral.

Una segunda arista que se destaca, es el progresivo cambio en la dinámica geopolítica en la región en las últimas dos décadas. Entre las principales tendencias de carácter regional que pueden identificarse, y que han incidido en la evolución de la causa nacional palestina y en el estancamiento concreto de las negociaciones con Israel, pueden mencionarse los siguientes procesos. Por un lado, la ofensiva diplomática del mundo árabe- que puede apreciarse en organismos de alcance regional como la Liga Árabe, entre otros foros relevantes- orientada a la conformación de un bloque político-diplomático consistente en apoyo a la causa palestina, ha perdido peso específico en los últimos años. Incluso, debe destacarse que actores regionales no árabes, como Irán y Turquía, por distintas razones y en diversos momentos de las últimas dos décadas, han apoyado con mayor consistencia la causa palestina, aunque, en el caso iraní, y dependiendo del balance de fuerzas internas, existe una mirada abiertamente crítica a la misma existencia histórico política de la entidad estatal israelí. Si bien no es el objeto de este artículo enfocar en esta dinámica en particular, deben observarse minuciosamente los movimientos de este actor fundamental en la región, como es Irán. En el caso de Turquía, es de público conocimiento que, en más de una ocasión, durante los cuatro conflictos que se han registrado entre Israel y la región palestina de Gaza, ha expresado su crítica al accionar israelí y ha avalado, en el contexto de una estrategia diplomática concreta, la salida negociada del conflicto sobre las históricas bases consensuadas por la comunidad internacional luego de la guerra de los Seis Días. A su vez, actores otrora relevantes en el mundo árabe, como Egipto y Jordania, que son países que han arribado a acuerdos políticos con Israel- el caso de los acuerdos de Camp David entre Israel y Egipto de 1979-, no han sostenido una presión diplomática consistente en lo que respecta a la causa palestina. Asimismo, la posición geoestratégica de Egipto ha sido la más comprometida en las últimas dos décadas, entre otras cuestiones, porque limita con el territorio de la Franja de Gaza y, de hecho, tiene el control de uno de los siete puntos de entrada y salida desde y hacia el territorio. En efecto, su rol ha sido clave en diversos escenarios de conflicto, como las acciones bélicas realizadas por Israel en 2014,que derivaron en la muerte de alrededor de 2.205 palestinos, entre ellos 1.483 civiles, según cifras de las Naciones Unidas, y 71 israelíes, 66 de ellos soldados, durante 50 días de combate.[11]

Es importante tener en cuenta que, desde el punto de vista diplomático, de inteligencia estratégica y táctica y de seguridad pública, el rol de Egipto es fundamental tanto como actor que puede auxiliar desde un enfoque preventivo en la dinámica del conflicto, como también en el rol componedor en situaciones de conflicto abierto. Si bien esta ofensiva desatada por Gaza asume características inéditas por el tipo de operación que ya se ha descrito en la primera parte del artículo, en el derrotero de esta crisis en particular, el rol de Egipto y, por extensión, de todo el mundo árabe, debe ser observado con detenimiento.

Por otro lado, y dentro del panorama de movimientos geopolíticos señalados, es importante identificar dos procesos que se se han desplegado en el último año y que pueden tener repercusiones relevantes en el balance de poder de la región. Nos referimos al avance de la normalización de vínculos diplomáticos entre Arabia Saudita e Irán, que son dos de los actores claramente enfrentados en la dinámica geopolítica de la región en las últimas cuatro décadas. En este sentido, la relevancia de Irán para Siria, el movimiento libanés Hezbollah y la mayoritaria población de origen shií en Iraq, se ha construido durante las últimas décadas con fuertes cimientos político-estratégicos y religiosos y, en esa perspectiva, Irán se ha convertido en un actor de peso específico propio en la región. Su rol como gran jugador en materia de abastecedor hidrocarburífero, su papel en diversas dinámicas conflictivas como la de Yemen o la de Líbano e Iraq y, finalmente, su contundente apoyo a la causa palestina, loo han convertido en una referencia relevante en la región. A su vez, Arabia Saudita, el gran exportador de petróleo de Medio Oriente, ha comenzado a construir una urdimbre de relaciones complejas y cruzadas, que van desde un vínculo significativo con China y Rusia, hasta una mayor presencia diplomática con centro en la región y en Asia. En ese contexto, deben inscribirse también las gestiones entre Israel y Arabia Saudita para alcanzar un definitivo acuerdo político-diplomático, tal como ha sucedido hace ya unos años con Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Sudán y Marruecos, que han reconocido al Estado de Israel.[12] Catar es el otro actor de enrome peso como potencia gasífera en la región, que juega una posición compleja, dados sus históricos vínculos con Hamás y teniendo en cuenta, simultáneamente, su potencial intención de llegar a acuerdos definitivos con Israel.

 Esta compleja caracterización de los entramados geopolíticos regionales con la identificación de diversos actores que encaran estrategias muchas veces contrapuestas, han impactado sobre una dimensión interna fundamental, que es el delicado balance de poder interno entre los dos grandes actores con peso político específico en la realidad palestina: Hamas, que gobierna Gaza desde 2007 y la Autoridad Nacional Palestina- con eje en el movimiento Fatah-, que conduce los destinos de Cisjordania.

En este punto, nos parece atinado lo señalado por Jorge Elbaum en un artículo reciente publicado en Página 12. Dice el mencionado autor:

“Esta situación genera un creciente aislamiento de las dos representaciones políticas: tanto Hamás como la Autoridad Nacional Palestina vienen advirtiendo de esta situación, sobre todo luego de las conversaciones de tenor diplomático llevadas a cabo entre funcionarios de Arabia Saudita e Israel.”[13]

Dicho esto, nos preguntamos si esta inédita ofensiva de Hamás sobre territorio israelí, podría inscribirse en el intento político estratégico de frenar este proceso de aislamiento y debilidad que carcome día a día la presencia efectiva de la causa por la construcción del Estado nacional palestino en la dinámica diplomática regional y mundial.

Sin embargo, un aspecto debe destacarse. El carácter inédito de esta ofensiva militar, que tiene ribetes propios de los escenarios de guerra asimétricos, ha alcanzado una magnitud tal que permiten incorporar nuevos interrogantes que aún no tienen respuesta. Entre los más destacados podríamos identificar los siguientes.

¿Cuánto tiempo demandó la preparación de semejante operación militar?.

¿Existía información cruzada entre diversos organismos securitarios, militares y de inteligencia israelíes y egipcios o, en su defecto, de otros organismos estadounidenses o europeos?

 ¿Podía preverse un ataque masivo con capacidad misilística si bien limitada pero dispuesta para provocar saturación que pusiera en jaque la eficiencia de respuesta del sistema antimisilístico defensivo israelí?

¿Existían sospechas, referencias, pistas de investigación sobre las dinámicas del mercado negro de armas en el contexto del escenario bélico entre Rusia y Ucrania y el posible tráfico de armamento de diverso tipo tanto por vía terrestre como marítima?

De manera concomitante a estos interrogantes, podrían incorporarse otros que están ligados a la evolución que esta nueva edición del conflicto bélico en particular, y que hacen eje en dos cuestiones centrales.

Por un lado, ¿hasta dónde puede proyectarse la capacidad de maniobra y de logística de Hamás en el escenario bélico ya consumado?. Es decir, el brazo militar de la organización, ¿cuenta con capacidades que permitan diversificar y complejizar el escenario de lucha?.

Por el otro, en relación a la retaliación israelí, que ya comenzó a consumarse con devastadores bombardeos sobre Gaza que ya han provocado centenares de víctimas civiles, ¿puede la alta conducción político militar israelí abordar una costosa e imprevisible operación de entrada y control terrestre en el ejido urbano de Gaza, con todo lo que ello implicaría en términos de capacidades operativas y mayor pérdida de vidas civiles?

Los antecedentes de operaciones militares como la de 2014, dan cuenta de un accionar que se restringió a fuertes acciones de bombardeos, reforzamiento del control terrestre y asesinatos selectivos de líderes combatientes enemigos. Pero, dado que el ataque de Hamás es inédito por todo lo que ya se ha señalado, la situación marca que el juego está abierto. Y esto, configura, en sí mismo, una pesadilla de consecuencias imprevisibles.

A su vez, una tercera arista que se puede plantear en este escenario, combina el rol de ciertos actores relevantes en la región en lo que respecta a la agenda de negociaciones palestino israelí y, simultáneamente, el impacto que se registra en el frente interno israelí, que está seriamente convulsionado por la crisis económica y por una polarización política que dificulta el accionar del gobierno.

En primer término, nos preguntamos si el rol de los Estados Unidos y de los principales países de la Unión Europea- entre ellos Reino Unido, Francia, Alemania e Italia-, podrá impactar en un escenario de moderación de la ofensiva israelí teniendo en cuenta el potencial explosivo de devastación y amplificación del conflicto y, a partir de ello, si hay chances concretas de recuperar la senda de las negociaciones.

También, debe señalarse que Rusia y China han señalado la perentoria necesidad de frenar las hostilidades y volver a una estrategia de negociación político diplomático sobre los ejes que permitan viabilizar la construcción del Estado palestino, el mutuo reconocimiento con fronteras establecidas y la generación de condiciones para solucionar otros puntos relevantes de la agenda, como el derecho al retorno de los refugiados y el estatus de Jesuralén.

Ciertamente, respecto de estos dos puntos que han sido centrales en las agendas bilaterales, no debe ignorarse que los pasos dados por Israel- con el velado apoyo de los Estados Unidos en la última década- han enturbiado las condiciones de posibilidad para recuperar una agenda activa tendiente a la solución del conflicto.

Particularmente, hay que identificar la decisión tomada por la Administración Trump ligada al reconocimiento de Jesuralén como capital del Estado de Israel, lo que ha sido rechazado por las autoridades palestinas, como era previsible. Esta situación, junto con la cada vez más ilusoria perspectiva de materializar el derecho al retorno de la población palestina refugiada, hacen que la situación se haya debilitado aún más.

Y, simultáneamente, el golpe de gracia ha sido la consumación de la política de colonización que los últimos gobiernos de Israel han avalado dentro del territorio soberano palestino de Cisjordania. Estos asentamientos poblacionales israelíes, que no son reconocidos por la comunidad internacional y por los principales actores estatales que han participado en diversas instancias en el proceso negociador en las últimas décadas, se han constituido en un punto central del accionar israelí, que ha sido vigorizado bajo la conducción del gobierno de Benjamín Netanyahu. Este actor político, que ha protagonizado los últimos 25 años de la vida política israelí, lidera desde el Likud una coalición que tiene como aliados a dos partidos de ultraderecha supremacistas laicos y otras agrupaciones menores religiosas ortodoxas, lo que configura un esquema de gobierno ya de por sí muy inestable y que, en la coyuntura política israelí, está en el centro de la escena por el crecimiento del disenso interno a partir de reformas judiciales que el gobierno israelí lleva adelante y que son resistidas por un entramado complejo que tiene a la Corte Suprema de Justicia como un actor central.

Como sostiene Elbaum en la nota previamente aludida,

“Los cuestionamientos contra Netanyahu, expresados en las movilizaciones, buscaron impedir la imposición de legislaciones —promovidas por la alianza de la derecha y la ultraderecha— para limitar la autonomía de la justicia, restringir las libertades individuales y afianzar el modelo de Apartheid propuesto por su coalición contra la población no judía.”[14]

Por ende, el sentido agonal de la puja política, el enfrentamiento creciente entre laicos y religiosos, sumado a las acusaciones por corrupción que pesan sobre la figura de Netanyahu, constituyen un caldo de cultivo adicional que ha generado un profundo debilitamiento del frente interno israelí.

Un aspecto adicional de la compleja realidad política israelí que puede mencionarse en la dinámica interna, es la centralidad que han cobrado los debates sobre la construcción de la ciudadanía israelí y le reforzamiento de criterios exclusivistas nacionalistas que hacen eje en Israel como un Estado judío, con todo lo que ello implica para más del 20% de la población israelí de origen árabe, entre otras cuestiones centrales que pueden identificarse respecto de esta agenda. Por ende, en lo que respecta a la dinámica interna del poder, sin dudas, hay que mirar de manera atenta el desarrollo de los acontecimientos futuros.

Una cuarta arista que se puede señalar, tiene que ver con el frente interno palestino que está claramente impactado por la fragmentación política acrecentada en el escenario de debilitamiento diplomático antes señalado. Para completar este cuadro, hay que agregar otros aspectos que han empeorado la situación política, económica y social. Entre ellos, el reforzamiento de las acciones de control de Israel sobre el territorio de Gaza, el sometimiento a situaciones de hostigamiento de la población palestina, la profundización de las carencias en materia de políticas asistenciales, alimentarias y sociales, todo lo cual ha profundizado el panorama de desigualdad y pobreza crecientes. Además, los presos palestinos en cárceles israelíes configuran otro asunto que refuerza las tensiones.

Luego de esta inédita ofensiva de Hamás, el Estado israelí ha bloqueado en forma permanente el territorio gazatí, con cortes de suministros de electricidad y víveres, impidiendo, además, el normal tráfico de población israelí que trabaja en Israel cotidianamente. Cuánto pueden extremarse las ya intolerables condiciones de vida de 2,3 millones de palestinos- la mitad de ellos niños y jóvenes-, es una pregunta que, en esta agobiante coyuntura, genera angustia, incertidumbre y mayor sensación de vulnerabilidad.

Respecto de esto último, el golpe dado por Hamás y la truculencia de las acciones emprendidas- con secuestro de población civil que está retenida en poder de la organización y asesinatos ampliamente publicitados por las redes sociales en el contexto de los asaltos a los poblados en Israel-, han provocado un golpe psicológico sobre la población israelí que puede tener consecuencias imprevisibles, y que ya de por sí, ha sido devastador. Asimismo, la idea de seguridad y/o invulnerabilidad de los sistemas de defensa israelí violentados, agrega otro capítulo al panorama de la conflictividad presente.

Por cierto, en estas líneas hemos intentado abordar unos señalamientos iniciales, que no agotan la cantidad de matices y miradas que pueden incorporarse, más aún en un escenario que cruza factores estructurales y coyunturales, dinámicas geopolíticas regionales complejas de desentrañar en toda su variedad, y frentes internos seriamente debilitados por algunas de las razones expuestas tanto entre palestinos como israelíes.

Entre las reflexiones finales, estimamos prioritario remarcar la incertidumbre que un escenario de extremismo y ultrismo con componentes laicos y religiosos genera tanto en los frentes interno palestino como israelí. La posibilidad que el juego político sea definitivamente conducido por las alas extremas de palestinos e israelíes, abre las puertas a derroteros desconocidos.

Y, en ese sentido, la tentación de Hamás de convertirse en el líder de una renovada fortaleza en la resistencia ante Israel en detrimento del papel de la Autoridad Nacional Palestina debe mirarse en espejo con la tentación del gobierno de Netanyahu de reconstruir un gobierno securitista de unidad nacional ante la amenaza que ha planteado el inédito ataque de Hamás.

Que la enésima edición de un doloroso conflicto que lastima, hiere e interpela a toda la pomposamente llamada “comunidad internacional”, no se transforme, una vez más, en el campo de batalla infame en el que, sin solución de continuidad, sufre y mueren los mismos de siempre. Necesitamos un compromiso urgente de los principales actores estatales y una prioritaria acción política que haga de la auto restricción, la prudencia, el mutuo reconocimiento como personas humanas y el respecto inalterable de la dignidad de la vida humana en todo tiempo y lugar, los ejes básicos para reconducir este aberrante estado de crisis permanente hacia un horizonte de recobrada estabilidad y legitimidad compartidas que tiene un solo nombre: la recuperación de una agenda política racional, posible, moderada, previsible y, fundamentalmente, humana.

[1]     https://www.bbc.com/mundo/articles/c25we958pwqo

[2]     https://www.bbc.com/mundo/articles/c25we958pwqo

[3]     https://www.bbc.com/mundo/articles/c25we958pwqo 

[4]     https://www.bbc.com/mundo/articles/c25we958pwqo

[5]     https://www.bbc.com/mundo/articles/c25we958pwqo

[6]     https://www.bbc.com/mundo/articles/c25we958pwqo 

[7]     https://www.bbc.com/mundo/articles/c25we958pwqo 

[8]     https://www.bbc.com/mundo/articles/c25we958pwqo  

[9]     https://www.bbc.com/mundo/articles/c25we958pwqo  

[10]   https://www.bbc.com/mundo/articles/c25we958pwqo

[11]   https://www.pagina12.com.ar/596670-los-limites-de-una-ofensiva-israeli-a-gran-escala

[12]   Estos cuatro países señalados- Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Sudán y Marruecos-, son cuatro delos países de la Liga Árabe que han establecido relaciones diplomáticas con Israel.

[13]https://www.pagina12.com.ar/595924-gaza-e-israel-cuatro-causales-de-la-guerra

[14]https://www.pagina12.com.ar/595924-gaza-e-israel-cuatro-causales-de-la-guerra 

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