Los efectos de la crisis económica en las infancias

Por AGUSTINA HAIMOVICH (ATE, IPyPP, parte del equipo de Coyunturas)

Hace ya demasiado tiempo que convivimos con niveles de pobreza infantil que constituyen un rotundo fracaso para el desempeño de la economía argentina. Pobreza que no solo se manifiesta en la insuficiencia de ingresos, sino también en múltiples privaciones que impiden a gran parte de las infancias crecer en condiciones habitacionales adecuadas, acceder a los servicios e insumos de salud necesarios, completar trayectorias educativas de calidad, entre otras dimensiones. Sin embargo, las cifras exorbitantes que arrojan las estadísticas oficiales respecto al deterioro que niñas, niños y adolescentes han experimentado en sus condiciones de vida en los últimos meses, deben encender las alarmas de la sociedad en su conjunto, más allá de todas las diferencias que podamos seguir dirimiendo en el debate público. Según un reciente informe del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPYPP) basado en la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC, en el primer trimestre de este año la pobreza afectó al 70,6% de los chicos y chicas, 15 puntos más que en el 3er trimestre 2023. En el mismo período la indigencia se duplicó, llegando al 30,8%.

Estos resultados sintetizan un panorama que se expresa también en otros indicadores. Los datos publicados por UNICEF dan cuenta de que las dificultades para afrontar los gastos de niños/as y adolescentes crecieron ampliamente en el último año, particularmente en la compra de libros, excursiones o salidas (49% de los hogares tuvieron mayores dificultades), gastos de transporte (35%), calzado y vestimenta (34%). En ese marco, las familias debieron restringir consumos esenciales: casi una cuarta parte de los hogares dejaron de comprar medicamentos y un tercio redujo los controles médicos y odontológicos. La crisis impactó también en los sectores medios: un 9% de los hogares tuvieron que darse de baja de la prepaga o cambiar a sus hijos/as de escuela por no poder pagar la cuota. Este relevamiento registró que el 52% de los hogares dejaron de comprar algún alimento, el valor más alto de toda la serie. De estos, un 90% dejó de comprar leche, carne y otros lácteos. Un rasgo extremo se manifiesta en que el 7,4% de las chicas y chicos tuvieron que saltearse una comida diaria. La crisis lleva a que otros miembros del hogar busquen empleo para complementar ingresos: durante el último año, se registró que un cuarto de las y los adolescentes realizaba tareas laborales, con los efectos contraproducentes que eso genera en sus estudios.

Las privaciones que atraviesan infancias y adolescencias se profundizaron debido a la confluencia de la aceleración inflacionaria potenciada por la megadevaluación de Diciembre y la liberalización de precios, en conjunto con la recesión inducida por el severo ajuste fiscal llevado a cabo en estos meses. En este sentido, el informe del IPYPP destaca el fuerte retraso del salario mínimo (se ubica 17% por debajo de la Canasta Básica Total individual); el congelamiento en el programa Volver al Trabajo, que perdió un 52,6% de su poder de compra desde Noviembre; el recorte en los salarios del sector público (-18,4% real), entre otras medidas. Incluso a pesar de que el Gobierno incrementó significativamente el monto de prestaciones como la AUH y Alimentar, el resto de los ingresos del hogar cayeron tanto que estas transferencias fueron insuficientes para evitar el salto en el hambre y la pobreza. La situación se agrava en los hogares que además perdieron sus empleos: el relevamiento de UNICEF indica que en un 15% de los hogares con niñas y niños alguna persona adulta perdió el empleo en 2024; en hogares que perciben la AUH asciende al 23%.

De sostenerse, el fuerte ajuste fiscal implementado no solo impactará en las condiciones de vida de las infancias en el corto plazo, sino también en sus trayectorias futuras, llevando a reproducir una Argentina cada vez más desigual. El análisis del gasto público dirigido a la niñez en el Presupuesto Nacional indica una caída del 25% real interanual en los primeros cinco meses del año, según UNICEF. Este recorte es aún más profundo en las políticas dirigidas a garantizar la infraestructura y los servicios necesarios para el desarrollo adecuado de las infancias: Infraestructura y equipamiento educativo (-98%), Fortalecimiento de jardines de infantes (-83%), programa de Desarrollo de la Salud Sexual y Procreación responsable, que incluye el Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional en la Adolescencia (-45%), entre otras.

Más allá de los debates necesarios en torno al rumbo económico que debe adoptar la Argentina, la jerarquía constitucional que tiene la Convención de los Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes y sus principios fundamentales -el derecho a la vida, a la supervivencia y al desarrollo, la participación infantil y la no discriminación- obliga al Estado a garantizar todos los derechos allí establecidos a todos los chicos y chicas que viven en nuestro país. Por ellos y ellas, prohibido resignarse.

Publicado originalmente en BAENegocios

Imagen: La Capital

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