Mirar el mundo desde abajo.

Por MIGUEL  BENASAYAG , BASTIEN CANY, TEODORO COHEN, ANGELIQUE DEL REY, RAUL ZIBECHI y ARIEL PENISSI  (Collectif Malgré Tout)

Siguiendo la iniciativa de nuestros amigos zapatistas, consideramos necesario salir de la oposición binaria entre el «terrorismo de Hamás» y el «terrorismo del Estado de Israel». Rechazamos la posición de quienes se apresuran a apoyar a uno u otro, a justificar un crimen en lugar de otro, atrapados en una lógica binaria que mira al mundo por encima del hombro. Por el contrario, queremos pensar y mirar el mundo desde «abajo», desde la perspectiva de las personas que sufren y padecen las masacres de las que hemos sido testigos durante las dos últimas semanas. Los pueblos israelí y palestino son multiplicidades complejas, a menudo entrelazadas. Hay un número extraordinario de proyectos conjuntos, colectivos contra la ocupación, movimientos pacifistas, equipos de fútbol en los que crecen juntos niños de ambas comunidades, escuelas alternativas que, a diario, alimentan formas de resistencia-creación que exploran nuevas posibilidades en medio de una realidad oscura y criminal. La lógica de la bipolaridad siempre conviene a quienes miran el mundo desde su atalaya. Su primer efecto es aplastar estas multiplicidades de resistencia y solidaridad, asfixiarlas para que las brechas que han conseguido abrir en un sistema de guerra, destrucción y opresión se cierren lo más rápidamente posible.

Como ya hemos escrito, rechazamos toda lógica extrasituacional basada en una separación (también binaria) entre medios y fines: el fin nunca justifica los medios porque está enteramente contenido en cada medio. Por lo tanto, nunca puede justificar el aplastamiento y el asesinato de civiles. Un crimen no legitima otro: toda barbarie es en cierto modo una totalidad que hay que condenar sin relativización posible (sin olvidar que no hay bárbaros ni terroristas, sino actos de barbarie y actos de terrorismo). Nada ni nadie tiene la posibilidad de priorizar el valor de las vidas de bebés, niños y mujeres arrebatadas durante aquellos dramáticos días. Por eso nos negamos a hacer planes abstractos para el futuro embarcándonos en dudosos análisis geopolíticos (sabiendo, además, que hay muchos elementos que desconocemos). En lugar de centrarnos en las estrategias sospechosas y cínicas de dos (¿o tres, o cuatro?) bandos, preferimos estar del lado de las personas que sufren como consecuencia de esas mismas estrategias. A ellas y ellos va nuestra solidaridad y fraternidad.

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