El sacrificio de los otros. El gobierno de Milei entre el 8M y el 24 de marzo.

Por ADRIAN CANGI (Ensayista, editor, curador, realizador audiovisual, filósofo. Posdoctor en Filosofía y Letras-USP-FAPESP. Dr. en Sociología, Filosofía y Letras -USP. Especializado en Estética y Teoría del arte UCM-Fundación Ortega y Gasset. Profesor e investigador UBA, UNLP y UNDAV.)

“¡Jodánse hoy para disfrutar mañana!”  Tato Bores

Moneda sangrienta

La lengua del resentimiento como el deseo destructivo perturba a los desplazados y esclavizados, a los hambrientos y terminales, cuando recuerda masacres y conquistas, heridas y dolores, que aún supuran en el lenguaje del opresor. ¿Estado democrático? Está por verse aún. La lengua hoy es el mapa de nuestros fracasos, en tanto habla el lenguaje de la violencia y del resentimiento. El asunto material excede a la moneda sangrienta en la guerra cultural. Es un asunto de desprecio de los derechos de los otros. La “clase media” –o la “clase mierda” como norma universal– cierra la boca, salvo para apoyar a cualquier poder existente. No quiere problemas corrientes, aunque pague con la moneda del cinismo y la hipocresía. Prefiere asimilarse a la corriente dominante, cambiar su manera de hablar, sus referencias sensibles, abandonar sus hábitos, mantener de cualquier modo algún privilegio y delatar a los otros. Le molesta cualquier posición “intrusa”, salvo la del poder del cambio sin igualdad.

¿Por qué vivimos en una sola “fe como sustancia de cosas esperadas” en el momento presente, aceptando que “en el mundo todo es como es y todo sucede como sucede”, aunque nuestra Constitución prevé tanto libertad de cultos como modos y maneras de existir que tienden a igualar las vidas? En la Epístola a los hebreos de Pablo de Tarso, la fe como “sustancia de las cosas esperadas”, comprende a quien tiene fe –o quien ha puesto su pistis (su entrega) en el Crucificado– para tomar la palabra de la Buena Nueva como si fuese la cosa (ousía), donde se sintetiza “ser y sustancia”. La palabra se transforma en la teología-política moderna y contemporánea, en “sustancia por la fe”, para culminar en la idolatría del dinero y de la técnica. Aquí se abre un problema de fondo ensamblado con las prácticas neoliberales de la “gobernanza de la crisis” en que vivimos. ¿El viejo idealismo liberal se ha mezclado con el pragmatismo neoliberal de las teorías de la información para impulsar un “nuevo orden”? Esta preferencia por el “orden” en nombre de la “libertad” parece el fin mayor, sin problematizar ni igualdad ni fraternidad. Deseamos discutir esta lógica de la “libertad” porque expone el dispositivo de gobierno neoliberal. Su nombre preciso es democracia “restringida o acotada del orden”, como la denomina Friedrich August von Hayek, frente a una democracia “extrema, absoluta o radical” como la nombra Miguel Abensour, donde la experiencia política vital establece una radical indeterminación de cualquier fundamento del Poder, Ley y Saber, y que no excluye políticas de extrema igualdad y fraternidad. Esto obliga a retornar a Alexis de Tocqueville en La democracia en América (1835), para recordar que: “la igualdad es la causa y la libertad el efecto”. No es posible pensar que el mercado nos devuelva la igualdad, como lo hace el neoliberalismo de la Escuela Austríaca desde Ludwig von Mises a Murray Rothbard. ¡Cuánto necesitamos del deseo de una “democracia salvaje”, productora de multiplicidad de poderes instituyentes no reducidos a la Ley, que contenga igualdad y fraternidad, capaz de preservar el vacío propio del lugar del fundamento! La extrema libertad no es posible, sin una extrema democracia que iguale.

En Humano, demasiado humano (1878), Nietzsche se propone derribar la idea de “libertad de la voluntad”. El libro está dedicado a los llamados “espíritus libres”, para demostrar que la “idea de libertad”, no escapa como tantas otras, a la ilusión, creencia o ensoñación. ¡Pobre hombre aquel que cree en la libertad! El aforismo 39 del primer volumen, explica que toda la historia de los sentimientos morales, no es más que la historia de un error: el error de la “responsabilidad”, que a su vez recae en la “libertad de querer”. Si el hombre o la mujer pudieran ser lo que “quieren ser”, su “querer” debería preceder a su “existencia”. Como si una fuerza mesiánica, nos habría destinado a tal o cual fin. El hombre que se considera “libre” y proclama la “libertad”, sin ningún condicionamiento, ajeno de arrepentimientos y remordimientos, expone que la idea del “libre querer”, no pasa de “un fatalismo turco” –como lo denomina Nietzsche–. Nadie sabe del camino de la historia, de dónde viene y quienes son sus autores, lo único que conocemos bien, es que cualquier forma de determinismo como el “libre querer”, culmina en la “decisión-catástrofe” del nexo causal o del esquema determinista. Por el “determinismo” de una “libertad de querer vociferada”, solo enfrentamos el “gran agujero en los nexos causales de la vida”.

Esto muestra que el “Yo” es insalvable, cuando se siente soberano del “libre querer” sin “imponderables”, y se convierte en súbdito antes que en legislador, en el ambiente experimental de la vida y de la personalidad alucinada, que cree en tal soberanía. Desmontar el libre querer por la igualdad de oportunidades, parece el único modo de escapar de las trampas neoliberales y sus transformaciones capitalistas. El presidente Javier Milei practica una lógica política del “insulto” en nombre de la libertad, conservadora y neoliberal, que coloca en los extremos la disputa de la “gobernanza de la crisis” en la actualidad. “¡Jodánse hoy para disfrutar mañana!”. Reinhart Koselleck en Crítica y crisis (1973) presenta la crisis ya no como el territorio de una decisión final para elegir entre alternativas, sino como la irresoluble atmósfera de incertidumbre y volatilización del tiempo, que articula alternativas estadísticas o algorítmicas arbitrarias, aunque “personalizadas” por una vacua “inteligencia artificial”. Todo pasado de la crisis se vuelve futuro de la “crisis” y cualquier “sabiduría en el mundo” se consuma como “caso”. Un anacronismo se suma a un relativismo como “visión del mundo” o incluso como “método” de aproximación a las emociones, para que el neoliberalismo tenga algún lugar presente entre nosotros de cara a su ocaso global.

Resentimiento rastrero

El sacrificio es una consigna del resentimiento rastrero y nunca del odio porque le queda grande. El odio es una pasión de inquina, o una acción y efecto de inquinar (del latín inquinare). Supone una peste sin precedentes: trae suciedad, mancha o enfermedad; produce o hace algo indeseable o detestable; enferma, contagia y se expande al unísono. El odio integra las pasiones tristes de Spinoza en la Ética, de la que son sus efectos el miedo, la cólera, el resentimiento y la envidia. La alegría surge del amor porque “el amor es una alegría acompañada de la idea de una causa exterior”, y la tristeza surge del odio porque “el odio es una tristeza acompañada de la idea de una causa exterior”. ¡El odio es una pasión de la tristeza con mayúsculas, mientras el resentimiento es el efecto que le corresponde! El resentido dice, o bien “¡Jodánse hoy para disfrutar mañana!”, o bien “¡Hacemos lo que podemos, no hay alternativas!”. Parte de un maltrato a los otros y a los propios. Culmina con una violencia sin precedentes a todo cuánto toca. Predica el sacrificio de los otros, aunque nunca el propio. ¡Puede considerar que los jubilados son los menos perjudicados! Aunque son los fondos de la ANSES los que cierran el déficit de la macro-economía. Como cree la canciller Mondino: “¡Igual van a morir!”.

El resentido cree que las empresas trasnacionales son imprescindibles, porque preparan para sus intereses dominantes tanto la Ley Ómnibus como el DNU. Y está en lo cierto. El odio es la causa, el resentimiento el efecto. No es un tiempo de luz matinal, de primavera suspendida o de eterno otoño, la luz que nos corta es de final de la tarde o crepuscular, como la que supo transitar Los hombres huecos (1925) de T. S. Eliot –aquel poema que lee Marlon Brando en el film Apocalypse now (1979) de Coppola– para explorar el mismo reino de sombras y muerte que provienen del pasado al porvenir. Una luz o una cromaticidad es el acontecimiento central que ordena el relato de un tiempo. Eliot indica en el poema algo en vías de descomposición que está sucediendo. Solo resta escuchar sus efectos en la “gobernanza de la crisis” del presente.

La vida efímera y feliz del zapato marrón, que se deja transformar en instrumento del funcionariado, nos trajo hasta aquí. Tendremos que ensamblar fragmentos de mundos heterogéneos, sostenidos por el engaño a todo el mundo, donde reina la mentira, el fingimiento y la falsificación, o un perfecto escabullirse por los dispositivos electrónicos y sus redes sociales al ritmo de likes y retweets, que han permitido un cálculo frío y disimulado de una expresividad sobreactuada y una naturalidad forzada. Parece insistir en nuestro tiempo histórico dos tipologías de vivientes: o bien, cuerpos programados para la ejecución y operación de un dispositivo cuya meta solo es la preservación o la posesión de su mundo; o bien, cuerpos sensibles del afectarse con otros, entre la simpatía y la confianza, que circulan entre-mundos dando batalla ante los likes y retweets de las redes de resentimiento y empatía. Toda época posee una idea e intensidad supervalente, la nuestra oscila entre la voluntad diabólica y la servidumbre voluntaria. Escribí en Servidumbre neoliberal (2021) que una voluntad negativa y estrecha, que solo confía en la programación y el engaño como facultad de obedecer y hacerse obedecer, llegaba con el ropaje del “diseño de sí”. Ha germinado, en un medio de disociación y desadherencia social, un gobierno real de las imágenes –que supo fabricar un simulacro capaz de perpetuarse– cuyas herramientas políticas afirman un avatar que pronuncia un “ego-video” como agente digitalizado. Vivimos en una guerra actual de psiquismos y mundos, donde aquellos que ejercen el poder solo desean hacer sobrevivir su concepción de mundo en detrimento de todos los demás. ¿Tendremos que aceptar vivir en mundos parasitarios o de averías vitales conquistado por un avatar? ¿Dónde habita el coraje y la confianza en la espontaneidad sagrada de la unidad de la vida?

Hombres huecos 

Los grandes “condicionantes” del presente establecen una forma “condicionada” de la acción vital. La finitud trágica global acorrala, la aceleración descontrolada modifica el tiempo y la degradación de las formas de sensibilidad condiciona la acción humana. En el dominio de la historia condicionada, acorralada y modificada –Dios, Alma y Mundo– están en una caída sin precedentes y con estos trascendentales ha sido puesto en crisis el conjunto del proyecto Moderno patriarcal y colonizador. Habitamos en una descomposición del tiempo –los fines– y del espacio –los mundos–. Asistimos al derrumbe de la trascendencia de la teología clásica bajo la “muerte de Dios” durante los siglos XVIII y XIX, a la crisis de la “trascendencia del Alma” que cayó un poco más tarde en los campos de exterminio a mediados del siglo XX –con su avatar semi-empírico y asesino, la “humanidad del Hombre”– y al desfondamiento sin precedentes de la “trascendencia del Mundo” por la interferencia del depredador humano, con las alteraciones de la biodiversidad y del cambio climático, de la acidificación del agua dulce y de la transformación tanto intensiva como extractiva de la tierra, de la súper-población de micro-plástico y acidificación tanto en los polos como en los océanos. Los bastiones que nos sostenían se han vuelto vacilantes, aunque sabemos que nunca nada sucede como se prevé. Los individuos y la Tierra avanzan por el desfiladero de la supervivencia y de los sobrevivientes en la guerra de los mundos, donde parece haberse perdido aquello considerado “sagrado” –aquella integridad “humana” que no puede dividirse–. El término sacrificium derivado de sacrificus –realizar funciones sacrificiales– combina los conceptos sacra –cosas sagradas– y facere –hacer o ejecutar–. ​ El problema del presente no es teológico-político sino tecno-político, donde se ha diluido lo sagrado vital de la unidad de un cuerpo para transformarse en un discurso performativo del desdoblamiento mesiánico y apocalíptico de la vida en cosas divisibles. Para la tradición política monárquica del “doble cuerpo del rey”, el “soberano” se proyecta dividido como mortal portador de un cuerpo orgánico por naturaleza e inmortal por la gracia política de un cuerpo divino. La virtud performativa de los dogmas teológicos de la dualidad “hombre-dios” han sido sustituidos por la dualidad “hombre-máquina”, asegurados por la comunicación omnipresente de la sociedad de control. ¿Podemos pensar el sacrificio aliado al resentimiento? ¿Esta unión no nos traslada a un cuerpo político autoritario, mezcla de delirio megalómano y de visiones premonitorias? Ya no se trata de un cuerpo místico, cultual y teológico en el liderazgo presente, sino de un profundo resentimiento orgánico sustituido por un cuerpo tecnológico. Como en el relato de ciencia ficción de Philip Dick Dr. Bloodmoney (1965), el personaje oye voces de muertos llenos de palabras y se queja de su vida fetal ante su hermana. Su condición larvaria le permite la comunicación entre-mundos.   

¿Es Javier Milei un fanático religioso, mezcla de delirio megalómano y de visiones premonitorias? ¿Tendremos que pensarlo como un cuerpo de profundo resentimiento orgánico sustituido por un cuerpo tecnológico? Todo nos recuerda una extraña mezcla entre Ricardo III (llamado el Rey loco o deforme) y Richard Nixon (denominado el presidente paranoico o el amo de las informaciones). Esa mezcla siempre parte de un organismo disminuido y de un cuerpo tecnológico. ¡En un alto grado Javier Milei es ambas cosas a la vez! Pide una y otra vez sacrificios a otros por un resentimiento destructivo frente a derechos civiles adquiridos, propio de la amalgama entre vaciamiento de sí y diseño de sí. Entre tanto aumenta su salario como presidente (¿sin saberlo?), mientras cierra o desfinancia instituciones y hambrea poblaciones.

El resentimiento rastrero de las prácticas del ajuste de la “gobernanza de la crisis de Milei, cierra o desfinancia por decreto el INADI, el INCAA y TELAM. El artículo 348 del proyecto que el Presidente entregó al Congreso plantea derogar la Ley N° 24.515, la que fundó el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI). Ese organismo desaparecería, al igual que el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), mientras siguen la misma línea de cierre por Decreto del Poder Ejecutivo, el Instituto Nacional del Teatro (INT) y el Fondo Nacional de las Artes (FNA). Mientras tanto se nos dice a los educadores federales de la Nación: “¡No hemos venido a abrir Universidades sino a cerrarlas!”. En la concepción de Milei, su idea de “mundo”, es solo transmisión de información, imágenes, sonidos, signos o unidades informativas en medios y redes, aunque todo “gesto” este calculado por modos artificiales. Todos los “mundos y gestos” de la Oficina del Presidente Electo están editados. No es capaz de ninguna presencia directa no calculada. La función de la “gobernanza de la crisis” en nuestro tiempo, consiste en acoplar la “teoría de la información” por redes con la “teología transparente” que comunica datos y mensajes de unidades informativas (bites y likes). Ha desaparecido el espesor y opacidad de lo expresado en esta lógica de la gobernanza. “Mundo” es un dispositivo que emite y transmite. ¡Una pasión virtual o interfaz de diversos sistemas de comunicación! Javier Milei proviene tanto de una emisión de televisión y de redes como de un contenido narrativo asociado.  

Cajas de empatía

¿Es Javier Milei un cristiano resentido que elige la dureza y crueldad del Antiguo Testamento? ¿La pasión de Milei es distinta de la pasión de Cristo? El cristianismo ha transformado la pasión, desde el primer icono hasta nosotros, en una obra dramática inspirada en exégesis por una Scientia Dei. Estos iconos católicos inventaron un cristal de acontecimiento y jerarquías interpretativas con dimensión práctica litúrgica como modo de vida. Todas las experiencias religiosas culminaron expresadas por el cine, más tarde televisadas y convertidas en series. ¡Cuánto sabía de esto Pasolini! Cristo deviene un personaje cuyo calvario es difundido sin fin en “bloques sensibles” o “cajas de empatía”. Aunque Cristo tiene un rival en Judas, transformado por el tiempo histórico en un presentador económico popular. Dios no es el autor de un Gran libro conmovedor, capaz de descifrar la naturaleza de la “humanidad”. Dios, el número “Uno”, que se comunica en directo con Milei, es emisor y productor de una proyección televisada o transmitida en redes. El presidente electo tiene por “real” una imagen o un mundo menos onto-teológico que onto-tecnológico, que para él es el único “real”, en el que habita el que sabe traicionar. Todos los mundos son mentales para Milei, por eso cree que nadie se apoderará de su mundo. ¡Podrán avisarle que su mundo no excede un bastón y una banda presidencial, un escritorio y algún can clonado! Su psiquismo no escapa por igual de una religión o de una dopamina química. “Dios” o “Dealer” constituyen el control de su mundo   porque “un mundo” pertenece a quien controla el aparecer o las apariencias. El cerebro en abstinencia pertenece también a Dios o al Dealer. Antes que mundos alucinados, hay dependientes de algún control. Algunos prosiguen por deseo hasta el final sin culpa alguna, otros son signos manifiestos de algún control sacrificial. Nunca dudamos de que los poderes económicos trabajan al unísino con el deseo, en una unificada econonía libidinal y productiva de subjetivación de clase. Aunque vale recordar que el delrio de Javier Milei enuncia: “Kari es Moisés y yo el que divulga”.

Nos preocupa menos el fanatismo ungido de Javier Milei en su delirio paranoico de poder, que el resentimiento de la tarotista Karina Milei en su alianza con Victoria Villaruel y Martin Menem. Allí reside el fondo del resentimiento rastrero, el negacionismo de la historia y el funesto mesianismo. ¿Qué condiciona y propone nuevas condiciones? Volvemos a escuchar en nuestro tiempo la frase temida, aquella que fortaleció el laboratorio de la gobernanza neoliberal de la crisis y las prácticas represivas en la región: There Is No Alternative, frase acuñada por Margaret Thatcher en los ’80, para expresar el sentido de una acción neoliberal mundial integrada. ¡No olvidemos nunca que Chile en 1981, bajo la dictadura del General Augusto Pinochet, fue el laboratorio mundial del neoliberalismo y no del ordoliberalismo! ¡No olvidemos tampoco, que la crueldad del Plan Cóndor en Argentina, Chile y Brasil, como dictaduras cívico-militares, estuvo destinado a la eliminación de personas y a la administración del orden económico neoliberal, sin marcas del ordoliberalismo alemán, que supone una intervención del Estado, sobre los monopolios concentrados! Mientras triunfa el negacionismo ante el naufragio de la memoria sobre nuestro pasado, se amplía la asimetría de las fuerzas represivas y la distribución de la riqueza hacia los sectores concentrados.

Alguien dirá con razón, que un problema de políticas y economías alemanas o austríacas-estadounidenses se mezclan entre nosotros, entre la posición ordoliberal de Alexander Rüstow –visión teológico-dogmática del capitalismo como religión cósmica del mundo, en tanto práctica puramente cultual como jamás se haya dado, que contempla la intervención del Estado frente a los monopolios concentrados– y la neoliberal de Friederich von Hayek  –visión en la que insisten las dinámicas del mercado, como motor de una cultura de gobierno estrecha entre instituciones económicas y políticas, que se dirige hacia una lógica moral y cultural, individualista y monetarista, en tanto que condiciona, conduce y gobierna las “tendencias prácticas y sensibles” y las “conductas del diseño de sí” de los individuos–. Es habitual que, sobre el rol del Estado, se hagan divergir las dos escuelas austríacas, el ordoliberalismo alemán y el neoliberalismo austríaco-estadounidense.

En nuestras landas bárbaras, la “catexis fascista” es una pulsión destructiva, que corona la “economía libidinal” y que “inviste el campo social”, desmontando cada vez, cualquier construcción colectiva y toda apertura política afirmativa y deseante que nos trajo hasta el presente. ¿La llamada Revolución cultural de ultraderecha? Cierta historia de vida narra que de niños tenían los roles invertidos. Karina era mascota en los partidos en los que su hermano atajaba pelotazos con la mano, con la que no pudo parar los golpes de su padre. No tienen hijos. Ninguno está casado. Nada más contemporáneo para ser tan conservadores y rancios. Supieron armar una pareja política para la gobernanza de la crisis ¡La primera pareja de hermanos de ultraderecha en el poder argentino! Javier Milei, le dice a su hermana “El Jefe” en masculino, como una “atinada posición conservadora de género”.

Ambos desprecian por igual el 8M global y local, y por ello son capaces de plotear y pegar sobre 17 retratos de Mujeres Pioneras Argentinas a Próceres de la Independencia. ¡Las mujeres pioneras de nuestra historia volvieron al silencio, tapadas por retratos masculinos de seleccionados próceres! Fueron silenciadas por esas otras imágenes, Juana Azurduy, María Remedios del Valle, Mariquita Sánchez de Thompson, Cecilia Grierson, Lola Mora, Alicia Moreau de Justo, Eva Perón, Florentina Gómez Miranda, Victoria Ocampo, Alfonsina Storni, María Elena Walsh, Mercedes Sosa, Tita Merello, Paloma Efrom, Aimé Painé, Diana Sacayan y Claudia Pía Baudracco del “Salón de las Mujeres” y su antesala “Mujeres, Géneros y Diversidades”. La reinauguración del espacio denominado “Salón de las Mujeres” de la Casa Rosada se concretó el 8 de marzo de 2020, en un acto que encabezaron el entonces jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; la ministra de Mujeres, Género y Diversidades, Elizabeth Gómez Alcorta; y la asesora presidencial Dora Barrancos. En diciembre de 2019, el presidente Alberto Fernández había decidido recuperar ese espacio de homenaje a las grandes mujeres de la historia del país, e incorporar el reconocimiento a quienes lucharon por la igualdad de género. Durante su reinstalación quedó inaugurada a su vez la antesala de “Mujeres, Géneros y Diversidades”, donde se incorporaron las imágenes de Lohana Berkins, Carlos Jáuregui, María Elena Walsh, Néstor Perlongher y María Florentina Gómez Miranda. En octubre, en uno de los últimos actos que se hicieron en el Salón, se incorporaron los cuadros de Diana Sacayán y Claudia Pía Baudracco, dos históricas militantes y referentes del colectivo travesti trans, como parte del reconocimiento y homenaje a sus trayectorias.

Apoteosis de la muerte

¡No solo el olvido de su acción, sino la muerte cultural!, reclaman algunos funcionarios para las mujeres pioneras silenciadas entre gallos y medias noches. Manuel Adorni, el vocero presidencial, dijo con petulancia: “Que haya un “Salón de las Mujeres” tal vez sea hasta discriminador para con los hombres”. “¡Por ello preferimos Próceres!”. El mismo día de 2024 que se celebra el “Día Internacional de la Mujer” y horas antes de la movilización feminista por el 8M, poco después de haber comunicado la decisión, la propia secretaria general de la Presidencia presentó la remodelación del lugar a través de un video que subieron a la cuenta oficial de la Casa Rosada. En el video, que incluye un relato con voz en off de Karina Milei, el Ejecutivo nacional mostró cómo se colgaron los ploteos de fotografías de los próceres sobre las fotografías curadas por la académica feminista y asesora presidencial Dora Barrancos. Entre los ploteos se incluye al ex mandatario Carlos Saúl Menem como el único dirigente “peronista”. “Ellos dicen ‘no somos gorilas’, pero no lo incluyeron a Juan Domingo Perón en las nuevas fotografías. Parece que es una persona que no tuvo influencia en el país como para considerarlo un prócer, pero sí a Menem”, ironizaron las propias fuentes de la Casa de Gobierno. En la “Sala de los Próceres” funciona el equipo de comunicación de redes del presidente electo, dirigido por “Juan Doe”, unos de los militantes ultraderechistas más nocivos de X, designado por el presidente Javier Milei como nuevo “Director de Comunicación Digital”. Poco se sabe de su verdadera identidad, pero numerosos usuarios de la red social aseguran que su nombre verdadero es Juan Pablo Carreira. ¿A qué se dedica y cómo llegó a ser el predilecto del mandatario nacional? Anteriormente, el joven influencer Iñaki Gutiérrez había ocupado un lugar central en la comunicación del Presidente. Su hegemonía duró hasta principios de enero, cuando por un “error” fue eyectado del manejo de las redes oficiales del Ejecutivo. “Tengo el honor de contarles que pronto voy a estar asumiendo como Director General de Comunicación Digital de la Presidencia”, indicó desde su cuenta de X el usuario @jdoedoe101101, quien posee casi 142.000 seguidores y una tilde de verificación azul (comprobante de su suscripción activa a X Premium). “El Jefe” es en sí misma un “diseño de sí”, que lidera el partido libertario de ultraderecha conservador, porque parece la única que puede “calmar” a Javier Milei en sus crisis y gritos. Esto también afirma Carlos Maslatón: “es la que tiene el fusil y lleva al paredón a los militantes que no le caen bien, hay un doble sentido en ese apodo” sostiene Ivan Sverdlick, analista de comunicación político y estudioso de los lenguajes en ascenso.

Karina Milei nació en marzo de 1972, dos años después que su hermano. Casa en Villa Devoto, un padre chofer de colectivo de la línea 111 y una madre ama de casa. Ambos asistentes al Instituto “Cardenal Copello”, escuela evangélica pastoral menesiana de la cual detestan los valores de igualación que propone. El padre trabajaba en año nuevo, navidad y feriados, días en los que podía llevar la recaudación completa a su casa. En 2019, Milei narró una escena con su hermana, acontecida para su memoria, el 2 de abril de 1982 en la misma casa de Devoto y con el fondo de Malvinas en televisión. Él tenía 11 años. Al parecer, se quejó de lo que veía y dijo que era un delirio. Su padre lo corrió, lo golpeó y lo pateó en la cocina. Karina tuvo un schok y la internaron. Su madre lo llamó a él para decirle que su hermana casi muere por su culpa. “Algo de esa escena de rescate de a dos, parece continuar en la vida de adultos”. Tóxicos y armadores de un mundo darwinista, donde el colectivismo, el igualitarismo y el socialismo constituyen un “esperpento”, Larreta “un zurdo sorete”, el Estado “una mierda”, el “cuerpo un mercado”, “el colectivero” una miseria de la destrucción y el gran enemigo es “la casta”. En el fondo insisten “los golpes del padre-chofer” y “la descarga violenta” que parece afectar a ambos para su proyecto de vida. En la televisión, cuando él habla, ella sostiene. Él le dice “El jefe”, y agrega: “Moisés era un gran líder, pero no era bueno divulgando. Entonces, Dios le mandó a Aarón, para que divulgue. Kari es Moisés y yo el que divulga”. Esa posición siempre remite al pasaje cruel del Éxodo 32 y 33 del Antiguo Testamento. Karina Milei armó una estética para su hermano: “look de outsider y pelo despeinado”, del mismo modo que viste el traje a los muñecos que arma con las manos. Llevó la agenda de su hermano primero en las conferencias internacionales y después en las entrevistas, organizó los horarios y contactos de su carrera política en redes sociales. Ella cree en el “ungido” y en ser la “única” que es enteramente real en su mundo. En sentido estricto, el mundo entero, depende de su querer. ¡Alguien puede decirles a Javier Milei, a Karina Milei y al “Toto” Caputo, que apenas tienen un escritorio! Todo parece un programa fantástico de género para entendidos en ciencia ficción, aunque su reverso es una unificada pulsión de muerte que reduce a pedazos todo cuanto percibe y toca.

Fanáticos de estirpe

La más aguda fenomenología de las tentativas, nunca imaginó esta pretensión de mezcla difícil de exorcizar, propia de un “Yo soberano”, cimientos hundidos de la sociedad y una pretendida visión del mundo. Javier Milei pertenece a la estirpe de los fanáticos, quienes se rebelan por moralismo y resentimiento, y no dejan de oscilar entre esteticismo y decisionismo para imponer un sacrificio. Solo un fanático recibe mensajes de “las fuerzas del cielo”, aunque los recibe –como un monarca– directo “del número Uno” –como llama a Dios– quien le encargó “la misión” de ser presidente. Resulta capaz de incoherencias extremas –como cerrar Ministerios que igualan derechos de la población– acciones consideradas propias del multiverso del fanatismo, fundado en el cálculo “egoísta” del interés individual –por sobre cualquier asociación para un bien común– y sostenido en la “destrucción” de los colectivismos –por el desprecio de los pactos históricos preexistentes a su gestión–. Es portador de un carácter absolutista y decisionista, propio del fanatismo por los ideales. Prefiere fingir frialdad en la derrota a costa de su propio equilibrio personal y doblegar la apuesta para medirse con la realidad, antes de percibir que su ilusión destructiva, anticipa la catástrofe o el punto crítico para los otros. Responde al “arquetipo” de la personalidad autoritaria que, conlleva un ideal mortífero, como única estrategia para asergurar la pretendida “salvación”. Importa menos la verdad y la vida de la historia que los likes y retweets del feed principal en las redes sociales.

De allí provienen sus gritos abominables tanto en campaña como en entrevistas públicas como presidente. ¡Reconocemos al fascista por sus gritos! ¿Hay algo más importante que tener razón en la gobernanza de la crisis? ¿Puede la precognición de la personalidad autoritaria, no desembocar en la libertad sino en el fatalismo macabro? ¡Todo cuanto enuncia Milei se revela mortuorio para las poblaciones y toma el aspecto de una pesadilla fascista! El que solo vive en un mundo, quiere la destrucción de todos los mundos. Esto quiere decir la fórmula: ¡No hay alternativa! La negación extrema deviene “una calle de mano única” como pura y simple destrucción. El futuro es percibido como apoteosis de la muerte. ¿Cuál será el siguiente paso en la “evolución” de esta criatura demasiado autodestructiva y demasiado paralizante? ¿La alternativa en su “proceso evolutivo” le corresponde al puro instinto liberado de afectos, lenguaje y escrúpulos morales? Milei enfrenta dos posibilidades de sociedad futura: un “modelo anarquista-ludita”, al cual detesta sin fin y un “sistema de redes hipertecnológico anarcocapitalista”, al cual adscribe como modo de gobernanza. La ventaja armamentística del segundo vence al primero, por eso resulta más afín a su caprichosa “naturaleza humana, demasiado humana”. Milei adora las posibilidades de la civilización tecnológica, por ello sabemos que la realización del deseo se cobra un precio: ¡no sólo seremos siempre racistas entre humanos, sino que, cuando nos encontremos con “seres de alguna otra naturaleza no-humana”, la única posibilidad de relación es el resentimiento y la guerra! ¡Ellos o nosotros!

En el relato “Nul-O” (1958) Philip K. Dick, canta las alabanzas de la paranoia y la personalidad anti-social, la desconfianza y la ausencia de escrúpulos morales, que está directamente relacionada con un “estadio” de la humanidad alucinado como “superior”. Arrasar la Tierra y el Universo, devolverlo todo a la materia inorgánica, parece el objetivo y deseo último del “hombre superior”. “Nulo” es un adjetivo que refiere a “algo falto de fuerza o valor para tener efecto”. Lo nulo puede resultar contrario a la ley o carecer de los requisitos vinculados al modo o a la sustancia. Escribe Dick de modo premonitorio: “Siempre han clasificado la paranoia como una enfermedad mental, pero ¡no lo es! El contacto con la realidad no desaparece; al contrario, el paranoico está directamente relacionado con la realidad. Es un empírico perfecto, y no se encuentra agarrotado por inhibiciones éticas, morales o culturales. El paranoico ve la realidad tal como es. Es el único hombre cuerdo”. “He leído Mein Kempf –dijo Lemuel, personaje de Nul-O–. Me ha demostrado que no estoy solo”. ¡Este personaje recorta la figura de Milei, como aquel que desea el fin de todos los mundos! El apocalíptico puede tomar la forma de un nihilismo pasivo o de un nihilismo activo, que conduce todo cuanto existe hacia la entropía general.

Aunque el nihilismo activo busca lo real del flujo indiferenciado, bajo la entropía asociada a la psiciosis. Sabemos que culmina en un deseo de fin del mundo que proviene de políticas aterradoras. ¿Qué vincula a Milei con esta figura? Lo vincula Murray Rothbard (1926-1995), economista de la escuela austriaca, historiador y teórico político ​estadounidense. Figura central del movimiento libertario de ultraderecha del siglo XX. Fundador y principal teórico del llamado “anarcocapitalismo”, expresado en Hacia una nueva libertad: El manifiesto libertario (1973). Sus tesis principales fueron publicadas en Hombre, Economía y Estado. Un tratado sobre los principios de la Economia (1962), con prólogo en español de Benegas Lynch (h), donde sostiene que todos los servicios prestados por el “sistema monopólico del Estado corporativo” podrían ser proporcionados de forma más eficiente por el sector privado y donde considera que el Estado es “evidentemente una organización del robo sistematizada”. Califica la banca de reserva fraccional como una forma de fraude y se opone a la existencia de un Banco Central. Según su protegido Hans-Hermann Hoppe, “no habría movimiento anarcocapitalista del que hablar sin Rothbard”. Hoppe describió a Rothbard como alguien que llevó una “existencia marginal” en el mundo académico. Supo rechazar las metodologías económicas dominantes y abrazó la “praxeología” de Ludwig von Mises. Mises a partir de su obra La acción humana (1949), define la praxeología como una rama del conocimiento destinada a comprender el complejo proceso de toma de decisiones de nuestra especie, a través de un método axiomático deductivo. Temamos esta figura, no solo capaz de calcular, proyectar y sistematizar una reorganización empresarial, una filosofía del dinero y de la técnica, sino de desear todo lo contrario de los socialismos, colectivismos y asociacionismos, mezcla paradojal de mesianismo, apocalipsis y negacionismo, porque nada rompe el continuo de su propio tiempo si no es desde dentro. Su aventura se sostiene en el panteón de los “elegidos” y los “destinados” para un acto “heroico o destructivo” sin equivalencia. El “neoliberalismo conservador” reconoce su paraíso en algunos términos dominantes, que atravesaron los discursos de Milei como “destrucción purificadora” y que no han dejado de ser utilizados hasta el presente, por él o sus seguidores, como “¡motosierra y licuadora hasta el déficit cero!”. Términos de un “paraíso salvaje” como: “competencia”, “libre mercado”, “espectáculo de medios y redes” y “democracia restringida”; o su “naufragio anunciado”, que implica otros nombres menos felices: “inquietudes alimentarias”, “angustias habitacionales”, “violencia policial frente a los colectivismos” y “desasosiego relacional y ambiental”. Pivotamos entre “posibilidades” –ofrecidas una vez más como cambio social– y el “hambre” –expuesta en una gobernanza administrativa de la crisis, que hace del ajuste monetario y de la emisión para pagar una “deuda ilimitada” su política principal–, para definir así, tanto los puntos críticos de las prácticas económicas y de gobierno, como las visiones y valores del mundo en que vivimos.

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