Ximena Astudillo Delgado

¿Qué está pasando en Perú?.

(Crisis, golpismo y desborde popular)
Extracto de la charla organizada por la Fundación Rosa Luxemburgo, con IEALC y CLACSO
Anahí Durand – Dina Sánchez

Crisis de régimen en Perú. 

Por ANAHI DURAND – (Ex Ministra de la Mujer en el gobierno de Pedro Castillo, docente en la UNMSM):

El silencio de la comunidad internacional ha sido algo que ha permitido a este régimen cívico militar actuar con tanta impunidad. Afortunadamente empiezan a aparecer voces cada vez más fuertes, hemos escuchado ya a varios mandatarios y también a la sociedad argentina que se movilizó junto a la comunidad peruana, diciendo las cosas como son: que hay un gobierno dictatorial en Perú, que está asesinando compatriotas y que está pisoteando la democracia. Creo que podemos caracterizar la situación, esta crisis de régimen, con la figura de “crisis orgánica” que acuñó Gramsci. Esta idea nos ayuda junto a una mirada cíclica de la historia contemporánea del Perú. En la década del 70 Juan Velasco Alvarado inaugura el régimen de sustitución de importaciones, que tras un proceso democratizador, va a derivar en una crisis a fines de los ’80 con la hiperinflación y el conflicto armado, que se va a resolver de manera autoritaria con el autogolpe de Alberto Fujimori y se inaugura un nuevo régimen, una nueva forma de organizar la sociedad peruana: en lo económico liberalismo, en lo político con esta nueva gobernabilidad aparentemente tecnocrática y despolitizada, y en lo social con una sociedad muy despolitizada, muy fragmentada, muy individualista con el discurso del “otro sendero” que tiene en Hernando de Soto, el economista neoliberal de Fujimori, uno de sus principales ideólogos. Ese régimen se inaugura en el ’93 y cierra de manera autoritaria una crisis que hasta ahí permanecía abierta; y yo creo que esos primeros diez años del fujimorismo son fundamentales para entender lo que está pasando, porque como siempre pasa, los proyectos neoliberales necesitan del autoritarismo para poder llevarse delante con más profundidad.

Igual que en Perú, en Chile, el régimen se constitucionaliza, no basta con poner a un par de gobernantes, a un par de leyes, hay que amarrarlo a una Constitución para que luego sea muy difícil hacer cualquier cambio. Y eso lo vemos luego, en el 2000 cuando se empieza a caer el fujimorismo en sus propios escándalos de corrupción, en medio de la venta de armas de Vladimiro Montesinos (asesor presidencial) a las FARC, hay un momento de deterioro de la dictadura, pero no del régimen. Yo participé de la transición del 2001 activamente, era bastante joven, era dirigente de la Universidad de San Marcos, justamente habíamos podido reconstruir el Centro Federado de Sociales. Éramos muy poquitos los que pedíamos nueva Constitución porque sabíamos que se venía solo un cambio de figuritas. Y eso fue lo que pasó. Se fue Fujimori, se fue Montesinos, las elites se deshicieron de la parte más incómoda de lo que había sido su propio régimen y se quedó Alejandro Toledo, y los gobiernos que vinieron no cambiaron prácticamente nada. De hecho, solamente se cambió la firma de Fujimori por la de Toledo, y eso fue todo. Incluso se profundizó el modelo porque había condiciones para que se profundizara. Esa transición del 2001 tan mal hecha es la que se va desmoronando y es la que va trayendo la crisis de ese régimen que arrastramos hasta hoy. Y justamente el 2016 es un punto culminante porque el fujimorismo logra una mayoría parlamentaria que le permite ir cambiando las reglas de juego e ir mirando cada vez más a un régimen parlamentarista, por eso de seis presidentes elegidos los últimos seis años, solo dos han sido por voto popular, y el resto por artimañas, por arreglos, por componendas, gracias figuras tan aberrantes como la “vacancia por incapacidad moral”.

Ese régimen que se estaba desmoronando ya, y que podía haberse desmoronado quizás hacia la derecha con algún arreglo de las elites, y abrir un nuevo juego, tiene una contraparte muy importante en un sector de la población, la más excluida, la más afectada por el modelo, la que además sistemáticamente votaba por una opción de cambio, lo hizo en el 2006 y lo volvió a hacer en 2011 con Ollanta Humala, que traicionó desde el primer día. Pero lo hizo en el 2016 también con el Frente Amplio que sacó algo más de veinte por ciento y lo hizo sobre todo en el 2021 con Pedro Castillo. Cuando varios no veíamos qué estaba pasando, había una población que dijo ‘vamos a votar por una opción de cambio’ y esta vez va a ser diferente porque vamos a votar por uno de los nuestros, no por el que está en Lima. Y creo que eso fue algo fundamental, ese voto ni las encuestas lo registraban, de hecho, dos semanas antes Pedro Castillo no aparecía en ninguna encuesta, ni siquiera los programas de televisión tenían su foto, y todo el mundo en Lima se sorprendió, pero el tipo había aparecido en el 2017 con casi 200.000 maestros pidiendo reivindicaciones salariales. En Lima se preguntaban se preguntaban “¿de dónde salió toda esta gente?”, para que vayan viendo la desconexión en ese régimen entre Lima y las regiones.

Este régimen tuvo un giro fuerte con el triunfo de Castillo y con la decisión de las elites que se proponen desde el primer día destituirlo. Ese gobierno no podía culminar y menos aun exitosamente. Los siete meses que fui ministra vivimos un boicot permanente desde el Parlamento para no dejar pasar ninguna ley y para hacer que toda medida pase por el Congreso. Eso también es una perversión de la democracia que termina siendo una camisa de fuerza. Esta decisión deliberada de boicot permanente tiene una coalición de poderes que termina tratando de dirimir esta crisis de régimen de forma autoritaria otra vez. Forzando la salida de Castillo, metiendo las fuerzas policiales y militares en la calle, asesinando, disparando a manifestantes, asesinando a seis menores de edad de 15 y 17 años, escolares, aparte de más de 60 manifestantes… si esto hubiera pasado en cualquier otro país, no sé si la comunidad internacional estaría tan silenciosa.

Hay ahora una disputa abierta por cerrar la crisis del régimen de una manera autoritaria, dándole un nuevo aire al modelo. Ellos estaban seguros que podían hacer eso, y cuando Dina Boluarte reemplaza a Castillo, se da el estallido que estamos viviendo en Perú, y nuevamente se preguntan “¿De dónde salió toda esta gente?, ¿Por qué protestan?” La propia Boluarte repite eso. No se explican que “esta gente”, como dicen ellos, que votó por Castillo porque apostó democráticamente para que cambie este país, está en las calles justamente porque siente que ha sido una burla, los ningunean, los excluyen y le sacan al presidente que pusieron y les meten el ejército en las calles.

Creo que lo positivo de todo este estallido, con todo lo terrible que ha sido, es que también la disputa está en que esta salida más democratizadora pasa por el tema constituyente. Porque una de las promesas de campaña de Pedro Castillo y también de otros grupos de izquierda fue la nueva Constitución. Porque ya venimos arrastrando este documento que se impuso en el ’93 y que no tuvo participación popular, fue una cosa amañada por el fujimorismo. Y el Congreso, qué hizo cuando Pedro Castillo en mayo propuso que haya un proyecto de ley para un referéndum y se consulte: lo archivó. Y no contento con eso, quitó el derecho al referéndum. Porque también la gente podía juntar firmas y convocar un referéndum. Yo no sé en qué otro país la gente no tiene derecho al referéndum. Entonces el Congreso está pugnando por una salida autoritaria para cerrar esta crisis de régimen y darle uno nuevo al modelo. Mientras tanto, la población que salió masivamente a las calles, que sigue en las calles en estos momentos pelea por que no se cierre la crisis de esta forma y por abrir un nuevo momento en la sociedad, en la historia peruana. Se puede pensar también lo que está pasando en términos de politización de una sociedad muy despolitizada. Antes las movilizaciones eran contra la megaminería, pero no tenían repercusión en otras regiones, eran muy fragmentadas y ahora de pronto tenemos a todo el país convulsionado con cuatro demandas muy políticas: renuncia Dina Boluarte, cierren del Congreso, nueva Constitución y libertad a Castillo. Estas cuatro son las más consensuadas y es una plataforma nacional, entonces las elites acusan: “estos están manipulados, la gente siempre protesta por las carreteras, por los precios de sus productos, cómo van a protestar por algo político”. Y yo creo que esta politización ha demostrado que todavía hay una salida democrática y esperemos que esa sea la que finalmente tenga cabida.

Protagonismo popular

Por Dina Sánchez (Secretaria General Adjunta de la UTEP)

Mi mamá migra en los ´90 para la Argentina, y en el ’95 me trajo para acá cuando yo tenía 15 años, tengo actualmente 43, la mayoría de mi vida la viví acá en la Argentina. Claramente migra desde una necesidad. Yo vengo de un pueblo muy pequeño del norte de Perú, de Chepén, mi mamá es de Piura. Yo soy trabajadora de la economía popular, actualmente Secretaria General Adjunta de la UTEP, en realidad crecí en la economía popular. Mi mamá siempre vendió comida en la calle, fue vendedora ambulante, mi papá fue uno de los carniceros en el pueblito, donde los domingos la gente hace una feria, donde tiran la manta para vender las papas, la cebolla, una zona muy arrocera.

A los 18 fui madre soltera y empecé de nuevo la venta ambulante. Y acá, la migrantada, la colectividad nuestra también la lleva adelante con mucha fuerza. Basta con ir a Constitución o ir a Once y vemos que la colectividad peruana, sobre todo, trabaja mucho en la economía popular. Y así llego a una organización. Pero llego a una Organización desde la necesidad de un plato de comida. Yo trabajaba un tiempo bajo relación de dependencia, fui cajera muchos años en Walmart cuando vivía Almirante Brown, pero trabajaba en Bancalari, así que se imaginan el viaje que hacía todos los días. Y así llego a una organización. Sabiendo que había un comedor y que lo urgente para resolver era la comida de mis hijos. Ellos tenían que desayunar, almorzar y cenar como todos y todas. Y así toco la puerta. Pero también desde la necesidad de un trabajo. Y en las organizaciones nosotros nos organizamos con asambleas, entonces hacíamos asambleas semanales. Desde muy chica me gustó mucho leer noticias, pero para militar no tenés horario. En Walmart me daban la tarjeta y yo iba y marcaba, tenía mi horario de ingreso y mi horario de salida. Dentro de la organización, dentro de la militancia los tiempos son otros, es 24/7 y siempre a disposición de lo que surja en el momento. Y así fui entrando a la militancia. Y ¿por qué cuento esto? Yo me empecé a preguntar qué pasaba en Perú. Porque no es que puedo viajar todos los años, menos ahora en un contexto económico como el que estamos atravesando en la Argentina, esta crisis económica que nos golpea a todos y a todas… Pero cuando viajaba y llegaba a Perú veía como nadie habla de política, y naturalizaban esto de que se ganan veinte Soles y sirven para mañana ir al mercadito diario… porque es eso, las costumbres que tenemos en Perú, se va todos los días al mercadito a comprar medio pollo, un kilo de arroz, la verdurita para la sopa y era tan natural, nadie hablaba de lo que pasaba, que es político. Nadie se veía como sujeto o sujeta política, y a mí me preocupaba un montón. Como buena peruana mantengo mis costumbres, yo todos los domingos en el Parque Garraham juego al vóley con toda mi colectividad. Somos casi 100 peruanos que nos reunimos y nadie habla de política. Cuando se armó el consejo en el Consulado, nadie fue a votar. Y cuando es electo Pedro Castillo, y veía toda la repercusión mediática que tenía que un profesor de un pueblo era presidente, y parte de mi familia reproduciendo esto de que es un burro, un serrano… Estábamos muy acostumbrados a que nuestros representantes sean rubios de ojos claros o extranjeros. Cada vez que voy allá me quieren rajar porque empiezo a poner debates, desde el feminismo incluso, porque Perú es un país muy machista, muy patriarcal, eso se reproduce constantemente, entonces se rebelan las mujeres cuando voy y ya me quieren rajar para acá, para la Argentina. Empezó una avanzada mediática impresionante en todos lados, en todas las redes, Instagram, Twitter, ¡Tik Tok!, la cara de Castillo con orejas, era increíble. Yo veía que se reproduce lo que se reproduce en toda América Latina, en todo el continente. Una derecha muy aliada con los medios hegemónicos y también aliada con personajes como Dina Boluarte, como antes con Alberto Fujimori y con todos los presidentes que están acostumbrados a transar con la derecha, a firmar acuerdos, a negociar los recursos naturales. Porque todos hemos visto a esta Laura Richardson, que es Jefa de Comando Sur diciendo claramente lo que Estados Unidos busca en América Latina. Y como les decía hoy a los compañeros y compañeras, quien no lo ve es porque realmente no lo quiere ver.

Lo que nos pasó, tanto a María, que es la compañera peruana concejala en el partido de Avellaneda, y a mí, y a otra compañera Mariluz Mendoza que también es peruana, fue que encontramos una organización que primero nos abraza… tengamos en cuenta que la mayoría en las organizaciones sociales, así como somos mujeres, en su gran mayoría somos migrantes. Hay necesidades que no nos resolvió ni el sector privado ni el sector público. El gran ejemplo es los cuidados de nuestras niñeces. Muchas de nosotras trabajamos en la economía popular porque tenemos garantizados esos cuidados que son realizados por nosotras mismas. Entonces en esos espacios empezamos a politizar, empezamos a socializar y empezamos a entender que somos nosotras sujetas políticas y que realmente nuestro futuro está en nuestras manos, que no podemos dejar el futuro en manos de otros que no van a hacer nada por nosotros.

Cuando empecé ver lo que está pasando me entristecí mucho, pero por otro lado me llenó el pecho de orgullo, porque dije “¡Guau! El pueblo peruano se despertó, el pueblo peruano se rebeló, las provincias se rebelaron, y las provincias que son parte de Perú, porque es lo que está pasando acá en Jujuy, por ejemplo, que todo lo que pasa en Jujuy pareciera que no fuera Argentina, toda la impunidad con la que se maneja Morales…” Toda América Latina está en peligro por una derecha neoliberal, fascista, asesina, porque lo que está pasando hoy en Perú pasó acá, pero no fue tan grave, en el gobierno de Macri, cuando salieron los jubilados a manifestarse y los cagaron a palos. Es claro lo que pasa, hay un régimen con una Constitución que está avalada por una derecha neoliberal, pero también con personajes como Dina Boluarte o con personajes que pone la derecha justamente a jugar, y que muchas veces son elegidos democráticamente con el voto popular. Porque a mí también me pasa que escucho a mis propios compatriotas decir ‘nooo cuando estaba Fujimori…”, “que vuelva el régimen militar, porque era lo mejor que pasó en Perú, porque así los pibes no estaban en la esquina’. Yo me quiero morir cuando los escucho repetir eso. Son las fuerzas armadas los que atacan a nuestros hermanos y a nuestras hermanas. Son las fuerzas armadas que en teoría están para cuidar al pueblo, las que están reprimiendo. Hoy en Perú los derechos humanos no existen, metieron a una nena de ocho años en prisión, los tanques entraron a la Universidad de San Marcos, es muy grave lo que está pasando. Y Dina Boluarte se sienta frente a las cámaras con tal cinismo intentando instalar que “se matan entre ellos”, que “son terroristas”, como lo que se instaló en su momento acá en Argentina en 2002, que se mataron entre piqueteros, cuando asesinaron a Darío y a Maxi. Es grave lo que está pasando y es grave que los gobiernos de Latinoamérica no salen a expresarse de manera conjunta y de manera clara y concreta.

Pero tenemos que ir por el lado bueno. Que hay un Perú y que hay un pueblo que está dando un enorme ejemplo para América Latina, que es la lucha, que es la resistencia, que es la organización popular, esa organización de la que tanto hablábamos con Anahí, cuando visité Perú, el protagonismo popular está. Entonces es importante que toda América Latina, que Argentina, que las organizaciones de todos los espacios posibles, aliados, aliadas, de todos los organismos, levantemos una sola voz y levantemos un solo puño, y demos la pelea de manera conjunta. Por eso voy a resaltar incluso, que el Comité que va a viajar en el mes de febrero, donde va a estar nuestro compañero Juan Grabois, donde va a estar nuestra compañera Natalia Zaracho, donde van a estar compañeros y compañeras de la organización popular, desde los territorios, organizándonos con vecinos, con vecinas, con compañeros, con compañeras, entendiendo que nuestro futuro lo vamos a tener que pelear nosotros y nosotras. También resaltar que algo estamos haciendo bien en América Latina. Porque si hay una derecha que está avanzando fuertemente es porque no somos cualquier pueblo. Lo digo también con mucho orgullo. Porque a pesar de lo que está pasando en Perú, ese pueblo ha sido protagonista. Que Pedro Castillo siendo un profesor, siendo un compañero de un pueblo haya llegado a la presidencia, es un avance, y eso molesta a la derecha, molesta a los empresarios y molesta por supuesto a estos políticos que deberían estar al servicio del pueblo, pero sabemos que no. Creo que son importantes estos cuatro puntos que planteamos desde las calles.

Foto: Ximena Astudillo Delgado

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