El saqueo y el agua potable en Uruguay.

Por RAUL ZIBECHI*

Existe cierto consenso entre los políticos uruguayos de que la responsabilidad de la inexistencia de agua potable en el área metropolitana de Montevideo, donde vive la mitad de la población del país, es del clima. Mientras no llueva, el agua que sale de las canillas seguirá siendo no potable, aunque en un giro lingüístico notable el presidente Lacalle Pou dijo que “no es potable pero es bebible”.

Incluso el expresidente José Mujica aseguró que esta situación se va a resolver “cuando llueva”, echando un cable a un gobierno que no hace nada, lo que parece lógico si todo dependiera del más arriba.

Sin embargo, la movilización callejera insiste en que “No es sequía, es saqueo”. Durante el primer mes desde que el agua tiene mayores niveles de sodio y cloruro que los permitidos (sale salada y no hay modo de matear sin mentar al más arriba), cientos de personas se han movilizado denunciando cómo el extractivismo consiguió en apenas dos décadas terminar con las excelentes fuentes de agua fresca existentes en el país.

En la década de 1990 fue la forestación masiva, a caballa del consenso de Washington, y luego en 2000 la soja transgénica se sumó a la sobre explotación de los acuíferos y la contaminación de ríos y arroyos. En 2013, cuando gobernaba Mujica, el agua salió verde de las canillas, por la contaminación de la cuenca de río Santa Lucía que abastece a Montevideo. No pasó nada.

Ahora que la sequía agrava una situación que se viene arrastrando de mucho tiempo atrás, incluyendo que las tuberías de la empresa estatal OSE pierden más de la mitad del agua potable por falta de mantenimiento, pocos atinan a algo más que mirar hacia arriba (al cielo y al Estado) para volver a tomar mate sin ese repugnante sabor, consecuencia de mezclar agua salada del rio de la Plata con la de los ríos de la cuenca.

Más aún, dicen que en apenas diez días ya no habrá más agua en la principal reserva, Paso Severino, que tiene apenas el 2% de las reservas habituales. Hasta ahora y demás de rezar por lluvia, el Estado se ha limitado a suspender el cobro de IVA en el agua embotellada y subvencionarla a los sectores más empobrecidos. Un bidón de 6 litros vale 3,5 dólares, que reducido ahora cuesta sólo 2,7 verdes.

La protesta social que durante el primer mes consiguió ganar la calle todos los días, con acciones minoritarias pero creativas, fue mutando. El intenso activismo inicial, juvenil y femenino, heredero de los modos feministas de los últimos años, fue prácticamente aislado por la izquierda. En efecto, el Frente Amplio no sólo se desentendió de la protesta (seguramente atendiendo el calendario electoral pero también porque es co-responsable del saqueo) sino que sus bases y medios afines ni siquiera atendieron las convocatorias de las asambleas por el agua. El resultado es cierto desgaste que llevó a modificar calendarios y modos.

Ahora la movilización es más pausada pero sobre todo se ha trasladado del centro hacia los barrios y la zona de la periferia este, la Ciudad de la Costa donde viven más de cien mil personas y es una de las zonas más activas de la ciudad.

Reuniones con el vecindario, información sobre las causas de la mala calidad del agua, definición de los pasos a seguir, son algunos de los pasos que está siguiendo el sector más activo y convocante. También se van sumando talleres sobre cómo fabricar filtros caseros, práctica que atrae nuevos sectores y le abre puertas hacia actitudes más autónomas, mientras continúa la denuncia sobre las obras planeadas por el más acá.

En algún momento volverán las lluvias y la crisis puntual habrá pasado. Pero el gobierno sigue con su proyecto Neptuno, una iniciativa privada para crear una planta potabilizadora sobre el Río de la Plata, que le será encargada a una empresa israelí Mekorot, la cual “respaldada por el poder de fuego del ejército de Israel, realiza un robo sistemático del agua palestina a la par que monopoliza el suministro, obligando a los propios palestinos robados de su vital recurso a comprarla, a tarifas excesivamente superiores a las pagadas por los ciudadanos israelíes” (La Izquierda Diario, 6 de julio de 2016).

Después de las lluvias vendrán las elecciones, en 2024, y toda la atención mediática se depositará en candidatos que casi no hablarán de los problemas del agua, ni de quiénes se beneficiarán con las obras propuestas. Hasta la próxima crisis….

 

* Raúl Zibechi (Uruguay) es un activista, periodista y pensador de las luchas latinoamericanas y los modos de vida alternativos a la modernidad capitalista. Publicó numerosos libros y artículos; entre ellos, Cambiar el mundo desde arriba. Los límites del progresismo, en coedición entre el IPyPP y Red Editorial y próximamente, junto a Decio Machado, El Estado realmente existente, a través del IDEP. 

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