El neoliberalismo y la nueva derecha en Argentina

Por NOEMI GIOSA ZUAZUA  (economista, docente e investigadora, IpyPP, IEF CTA A, paret del equipo de Coyunturas)

Las diferentes manifestaciones de Javier Milei y su sequito de simpatizantes y fans que se reproducen actualmente en mensajes presidenciales, en entrevistas en medios de comunicación, y en frecuentes intercambios en redes sociales, son expresiones todas que, tanto desde lo ideológico como desde las formas que utiliza de declamación pública, tienen una trayectoria de construcción que se enmarca en el emergente de una nueva derecha que levanta a la desigualdad y a la competencia entre personas como principios rectores de la vida.

Se trata de una ideología y una estrategia comunicacional que, en la actualidad, parecen encontrar las puertas abiertas para dar rienda suelta a violentos ataques con manifestaciones de desprecio, maltrato y crueldad, hacia sectores de la sociedad que son identificados como enemigos del “Bien” que esta ideología dice defender.

En lo que sigue intento sistematizar a partir de los estudios de politólogas reconocidas, una caracterización del origen y conformación de este fenómeno, que hoy nos atraviesa como sociedad.

Las usinas ideológicas de la nueva derecha y el neoliberalismo

Desde la posguerra se fueron expandiendo en los países centrales del capitalismo europeo y en los Estados Unidos, dos usinas ideológicas que ampliaron su presencia en la sociedad y en la política, fundamentalmente desde la década del 80 del siglo pasado hasta nuestros días. 

Una de estas usinas remite a lo que la politóloga Natascha Strobl denomina conservadurismo radicalizado, que define y caracteriza en su libro La nueva derecha. Un análisis del conservadurismo radicalizado[i]. La otra usina es la ideología del neoliberalismo, sobre la cual se citan al menos dos inspiraciones teóricas, el ordoliberalismo austríaco[ii] y el anarcoliberalismo[iii] de la escuela americana. Ambas orientaciones, si bien poseen diferencias importantes en relación al vínculo entre Estado y Mercado, destacan un lugar común en considerar que el individuo, la competencia en el mercado, y la desigualdad son la esencia del funcionamiento social.

El presidente Javier Milei se declara liberal libertario aunque su orientación no es clara, pues si bien se identifica como libertario devoto del anarco liberalismo –orientación que se declara en contra de los regímenes democráticos y a su vez considera que el Estado debe ser abolido por completo alcanzándose una organización privada de todo– al momento de intentar gobernar muestra una gran inclinación a destruir diferentes estamentos de la estructura del Estado, aunque en paralelo suma puntos para fortalecer determinadas estructuras, como la seguridad militarizada, para reprimir las manifestaciones sociales, entre otras  cosas. En ese sentido, coincidiría con la orientación ordoliberal que defiende la construcción de un Estado fuerte al solo efecto de garantizar el funcionamiento de la competencia, que se entiende que no está garantizada por el orden natural.

Avanzando más allá de la postura puntual de Milei, pero en la línea ideológica que se viene expresando en los últimos tiempos, en esta nota me interesa detenerme en la usina ideológica del neoliberalismo con orientación ordoliberal, y para ello considerar la perspectiva que desarrolla Michel Foucault a fines de la década del 70[iv], retomada por Wendy Brown en su libro Los pueblos sin atributos. La batalla secreta del neoliberalismo[v], donde ilustra a la sociedad y a la economía de los Estados Unidos.

Veamos entonces una sucinta descripción de cada una de estas usinas ideológicas, que confluyen en la nueva derecha del momento.

Según lo presenta Natascha Strobl, el conservadurismo radicalizado es una construcción que data de la década del 60 en Francia, de una nueva derecha que no forma partido político pues sus promotores y seguidores sostienen que primero deben ganar la hegemonía cultural, lo que van a denominar la batalla cultural. Una de las característica de estos movimientos en el siglo XXI es la adopción de las redes y espacios digitales para divulgar sus ideas con formatos comunicacionales de memes y videos. Van a construir una escena mediática de la extrema derecha que se difunde por Twitter, Facebook, Instagram, Tik Tok, con contenidos que van desde religiosos evangelistas,  anti feministas, misóginos, y que expresan racismo.

Según plantea Strobl en su análisis de la sociedad estadounidense, en la cual identifica como máxima expresión de estas ideas a Donald Trump, y de la sociedad austríaca con Sebastián Kurz, hay una radicalización en las clases medias conservadoras hacia el radicalismo de derecha, que se acopla a este movimiento de nueva derecha, afirmándose en un pensamiento autoritario, construyendo lo que Strobl denomina burguesía cruda. Esta burguesía es definida como un sector social que bajo buenos modales, esconde actitudes autoritarias cada vez mas visibles.

Desde sectores burgueses hay una tendencia a abandonar la idea de solidaridad social y reemplazarla por una ideología de la dureza, que se articula mediante el fetiche de la responsabilidad personal, el rendimiento, la eficiencia y la utilidad, en el marco de una lógica economicista que manifiesta un desprecio por los grupos mas débiles, manifestando ausencia del sentido de justicia y de equidad. Cuando los sectores burgueses se acoplan a estas ideas de la nueva derecha, surge lo que la autora llama un conservadurismo radicalizado.

Y acá hace su entrada la usina ideológica del neoliberalismo, que intersecta con su carga valorativa de lo individual como constructor de sujeto social. Desde la perspectiva de Foucault, el neoliberalismo da cuenta de una ideología que, si bien tiene un sustento económico importante, va más allá de lo económico. Se plantea como un orden normativo de la razón, un modo de producir sujetos con una racionalidad que transforma cada esfera humana de acuerdo a una imagen de lo económico.

El neolibealismo asienta su ideología en el concepto de capital humano como  esencia del Homo Economicus que rige en todas las esferas de la vida[vi]. Se trata de un concepto e ideología que no estaba en el pensamiento de los liberales del siglo XVIII y XIX, y que toma brios con Margaret Tatcher y Ronald Reagan en los países capitalistas centrales, en la década del 80 del siglo pasado. Sostiene Wendy Brown que a diferencia del homo economicus del pensamiento de Adam Smith, “impulsado por un deseo natural de permutar, trocar e intercambiar, el homo economicus actual es un fragmento de capital humano intensamente construido y regido al que se le asigna la tarea de mejorar su posicionamiento competitivo y hacer uso de él, así como de mejorar su valor de portafolio (monetario y no monetario) en todas sus iniciativas y lugares”.

Toda conducta es enfocada como económica, pero no necesariamente porque se la piense traducida inmediatamente en dinero, sino como hacedora de eficiencia o de rendimiento. Y éste es uno de los puntos centrales, una ideología que construye un modo de comportamiento social, que pregona determinada moral, que va más allá del funcionamiento de los mercados, e interviene en todos los órdenes de la vida, la educación, la cultura, el trabajo, el hogar. El neoliberalismo aparece como una racionalidad que formula valores, prácticas y mediciones de la economía a cada dimensión humana. Como ideología hace ancla en lo individual, en la competencia, y en la desigualdad que lleva a competir unos contra otros, para superar al otro, y de ese modo superarse a sí mismo. La desigualdad es el basamento para el comportamiento social que se expresara en la competencia de unos contra otros.

Sostiene Foucault que en la ideología neoliberal, el valor de la desigualdad reemplaza al de la igualdad. No se busca la igualdad o la equidad, sino que se promueve la desigualdad como premisa y también como resultado de la competencia. Entonces, si prima la racionalidad política del neoliberalismo, y los principios del mercado se extienden a cada esfera de la vida, la desigualdad se convierte en algo legítimo, incluso normativo en cada una de esas esferas. En la medida en que la competencia actúa como el principio de la racionalidad de mercado, entonces el Estado ya no garantiza la protección de los sujetos, pues todo depende de la competencia y sus resultados, pudiendo arrojar ganadores y perdedores. Dice: “Por lo tanto, cuando la competencia de mercado se generaliza como un principio social y político, algunos triunfarán y otros morirán… por cuestión de principio social y político”.

La nueva derecha como conservadurismo radicalizado toma como base ideológica al neoliberalismo, y le otorga modos y estrategias que difieren completamente de las de la política tradicional. Por lo pronto se alejan del objetivo de presentar un programa de gobierno. El objetivo es transmitir una narrativa de seguridad por medio de un discurso dinámico y agresivo. Algunos rasgos extraídos de la caracterización que realiza Natascha Strobl, son:

  1. Se basan en la polarización más que en el consenso. Se abren grietas en la sociedad o se magnifican las diferencias existentes. El objetivo es crear un desorden y un caos que pueda reordenarse luego. Promueven la idea de que existe una guerra cultural en la sociedad, entre el bien y el mal, entre ellos y los otros: migrantes, feministas, trans, antifascistas, pobres subsidiados. El enemigo es inespecífico, entran las personas de izquierda, claro, es una figura de fantasía lo suficientemente amplia para poder meter a cualquiera.
  2. El neoliberalismo coloca la división entre trabajadores y perezosos; estos últimos lo son por bajeza o debilidad de carácter. A este grupo pertenecen segmentos degradados, perdedores, ladrones, drogadictos, reclusos. Como parte del enemigo incluyen a poderes que denominan malignos que los apañan, y son los políticos, los medios de comunicación críticos, los intelectuales y los grupos de la cultura. La oposición política también se transforma en enemigo que debe ser eliminado.
  3. Una figura líder va a proyectar el “nosotros” bueno. Las camarillas llevan al poder a una figura destacada. Si existe un partido político alineado con el líder, está al servicio de ese líder, quien tiene status casi religioso y es percibido como una figura que no actúa por interés propio.
  4. Los actores del conservadurismo radicalizado tienen fans (y no militantes) que los siguen. Las personas que están alrededor del líder se vuelven comparsas que están para asentir con la cabeza lo que dice el líder. La gente ya no se limita a votar a un partido o un político, sino que lo sigue incondicionalmente. Estos seguidores se vinculan directamente a una persona. Todo lo que hace la persona, objeto del deseo del fan, es justo, todo lo que dice es cierto. Toda crítica es ilegítima.
  5. Buscan una ruptura con lo políticamente establecido, dando la sensación de no formar parte del sistema, incumplen voluntariamente las normas políticas, con un tinte “revolucionario”. La ruptura señala que uno no forma parte del sistema, que no pertenece al
  6. Se habilita la agresión, el insulto, y las mentiras. Construyen la idea de falta de reglas, y entonces se habilita un lenguaje absoluto y megalómano que rompe de este modo con la imagen de un político institucional.
  7. Se crea una falsa realidad. No hay consecuencias sociales por no hacer “lo correcto”. Las mentiras repetidas no tienen impacto, y se convierten en verdades. Se sobreabunda con información y escándalos que impiden discernir lo que es verdadero e importante.
  8. Se busca un proceso de des-democratización que va erosionando la estructura de poderes, donde el poder ejecutivo carga contra el judicial y el legislativo. Se acusa al parlamento como una configuración elitista que no puede juzgar al líder elegido por el pueblo. Se inyecta la idea de que el Estado de Bienestar alimenta a vagos, perezosos e inmigrantes en perjuicio de las personas laboriosas, combatiendo políticas universales de salud y educación, y de ingresos mínimos. Son dimensiones que las presentan como debilidades de un Estado a combatir. Si las promesas que declaran no se cumplen, siempre pueden explicarse por las resistencias que no dejan actuar al líder. 

Estas características que dibujan vívidamente el proceso que se viene desplegando en nuestro país con Javier Milei y sus seguidores, no están inspiradas en el caso argentino, que ni siquiera es mencionado por la autora. Las fuentes de inspiración de Strobl son, como mencioné anteriormente, Trump en Estados Unidos y Kurz en Austria. Esto evidencia que se trata de una configuración global, no de una particularidad del caso argentino, aunque tenga sus especificidades locales.

De este modo, la nueva derecha, al tiempo que pregona la desigualdad como leitmotiv del comportamiento humano para la competencia,  incorpora en su discurso elementos que exacerban las asimetrías y la polarización social, responsabilizando a los excluidos por su resultado perdedor, y glorificando a los capitalistas acumuladores de riqueza como héroes de la economía. La politóloga Wendy Brown advierte la gravedad de la construcción de estos procesos con vistas al futuro, en la medida en que colocan camisas de fuerza a las posibilidades de que otros Estados que avalen los procesos democráticos, a diferencia de los representantes de la nueva derecha, logren implementar políticas públicas que representen un beneficio para el conjunto social. Dice al respecto:

“La democracia no necesita de la igualdad social y económica absoluta, pero no puede soportar extremos grandes y persistentes de riqueza y pobreza, porque socavan la obra de legislar en común. Como decía Jean Jacques Rousseau, cuando dichos extremos prevalecen, los valores compartidos se disipan y los poderes y resentimientos de clase se vuelven decisivos, lo que hace que el hecho de combinarse para gobernar en conjunto sea imposible”.

Debemos concluir que la democracia y la lucha por mayor justicia social y equidad están hoy en riesgo en nuestra sociedad.

[i] Natascha Strobl (2022). La nueva derecha. Un análisis del conservadurismo radicalizado. Editorial Katz. Edición original en Berlín, 2021.

[ii] Algunos representantes de la orientación ordoliberal son: Friedrich Hayek, Ludwig von MisesKarl Popper, Milton FriedmanGeorge StiglerJames M. Buchanan, Ronald CoaseGary Becker.  

[iii] Una interesante caracterización de la corriente anarcocapitalista o anarcoliberal, se encuentra en: https://jacobinlat.com/2024/03/10/los-libertarianos-suenan-con-un-mundo-sin-democracia/?s=08

[iv] Michael Foucault (2007). El nacimiento de la biopolítica. Curso de Michael Foucault en el College de France 1978-1979. Editorial Fondo de Cultura Económica.

[v] Wendy Brown (2015). El pueblo sin atributos. La secreta revolución del neoliberalismo. Editorial Titivillus.

[vi] Sobre el concepto de Capital Humano avanzamos en la edición de Coyunturas de diciembre 2023, https://coyunturas.com.ar/el-capital-humano-como-vision-ideologia-y-politica-publica/

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